La prosperidad de las ciudades no depende solo del crecimiento económico, sino que está condicionada por otros parámetros, como la calidad de vida, la infraestructura, la equidad o la sostenibilidad, según un informe divulgado hoy por ONU-Hábitat.
El documento "Estados de las ciudades del mundo 2012-2013: La prosperidad de las ciudades" aboga en esta nueva edición por mejorar el espacio público de las ciudades, ampliar los bienes públicos, consolidar los derechos para todos y definir políticas públicas a partir del "ser humano como objetivo y fin último".
"Es necesario revisar y replantear una noción diferente de prosperidad, no confiscada por intereses económicos y financieros", aseguró en un encuentro con medios internacionales antes de la presentación oficial el coordinador de la División de Investigación y Desarrollo de Capacidades de ONU-Hábitat, Eduardo López Moreno.
Hasta el momento, la calidad de vida ha estado vinculada a la ganancia y el crecimiento económico, apuntó y precisó que las ciudades del mundo crecieron de media tres veces más de lo necesario en comparación con el aumento de su población.
El informe, en el que se examinaron 110 ciudades de 35 países, propone el uso de dos nuevas herramientas para la evaluación de las urbes: el Índice de Prosperidad de la Ciudad (IPC) y la Rueda de la Prosperidad, que permite clasificar a las ciudades en seis grupos, del más alto nivel de "solidez en la prosperidad" al más bajo.
El llamado IPC incluye cinco dimensiones que deben ser tenidas en cuenta: la productividad, la infraestructura, la calidad de vida, la equidad y la sostenibilidad ambiental.
Estos aspectos permitirán a las autoridades, según el experto, identificar las oportunidades y posibles áreas que deben mejorarse a lo largo del camino hacia la prosperidad.
Ciudades como Viena, Barcelona o Bruselas ocupan los primeros lugares por una fuerte integración de todos los parámetros, mientras que Monrovia o Sierra Leona se sitúan en los últimos puestos por su alta disfuncionalidad institucional, problemas sistémicos, pobreza y, en algunos casos, conflictos sociales y políticos.
Según López Moreno, la reducción de la desigualdad es uno de los grandes retos de los países, cuyas ciudades están peor situadas en el ránking de la prosperidad en Latinoamérica, ya que en la medida en que este parámetro es más alto, el peligro de un estallido de violencia es mayor.
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03 octubre 2012
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