13 junio 2014

FENÓMENO DE "EL NIÑO" A LA VISTA

A estas alturas del año, en Lima vivimos un “otoño caliente”, algo bastante raro cuando a estamos a un par de semanas de que empiece el invierno. Todo indica que esta época no será tan fría como en años anteriores pues se estaría formando un fenómeno de El Niño de una magnitud preocupante. ¿Estaremos preparados para afrontarlo?
Se conoce como fenómeno de El Niño a una corriente de aguas cálidas, dirigida hacia el Sur, que se presenta anualmente en el mar, frente a las costas áridas del norte peruano y que a finales de año ocasionan un verano con lluvias. Si bien la presencia de este fenómeno produce algunos cambios positivos en la costa central, como la formación de  vegetación en la costa árida y el consumo de peces y moluscos que solo son consumidos al norte del país, los impactos negativos pueden resultar catastróficos: lluvias excesivas en la costa norte, causando muchas veces inundaciones y desbordes de ríos; deficiencia de lluvias en la sierra sur del Perú (especialmente en el Antiplano); incremento de plagas y enfermedades en ciertos cultivos, presencia de epidemias y alteración de los ecosistemas marinos y costeros.

Algunos especialistas advirtieron que a fin de año podría presentarse un fenómeno de El Niño similar al ocurrido en 1998, que causó más de US$ 3,000 millones en pérdidas económicas en todo el Perú. Para el coordinador técnico del Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño, Gustavo Laos, es aún muy temprano para determinar la magnitud de El Niño, porque aún falta analizar algunas variables como la corriente cálida del mar, la intensidad de ondas Kelvin y la fuerza Anticiclón del Pacífico. Vale recordar, sin embargo, que cuando se informó de la fuerza del fenómeno de 1998, ya era demasiado tarde, y observamos absortos como la costa central y norte prácticamente se inundaba.

Por lo dicho, la principal lección es que “debemos estar preparados” para afrontar los fenómenos climáticos que no son pues “naturales”. El impacto del calentamiento global, producto de los altos niveles de contaminación humana, viene generando estragos de diversa índole. Incluso algunos científicos afirman que el aumento de las temperaturas por el calentamiento global incrementará la intensidad del fenómeno de El Niño en el futuro.

Desde el mes de abril, el gobierno viene tomando acciones preventivas como la limpieza de drenes y descolmatación de los cauces de los ríos del norte del país. Estas son medidas muy importantes porque permiten estar preparados para afrontar las emergencias, procurando minimizar costos y daños. Sin embargo, hay una responsabilidad mayor: se requiere adoptar medidas y acciones en la planificación frente al cambio climático para evitar nuevas amenazas.

¿Cuáles son los planes de adaptación y mitigación frente al cambio climático? ¿Por qué se insiste en mantener una matriz energética basada únicamente en el petróleo? ¿Se olvidan que las emisiones contaminantes que más crecieron en los últimos años fueron de los sectores energía y transporte? Será muy complicado enfrentar las graves consecuencias del cambio climático si no se realizan cambios de fondo, iniciando por disminuir el impacto de una matriz energética tan contaminante como la que tenemos.
Otra Mirada

11 junio 2014

CONSULTA PREVIA: TRAMPA O TRABA?

Una de las consecuencias del “Baguazo” fue la aprobación por unanimidad de la Ley de Consulta Previa en setiembre del 2011 en el Congreso de la República. El gobierno de Ollanta Humala Tasso se estrenaba y recién se había firmado el acuerdo con los sectores de empresarios mineros sobre la conversión del “óbolo” voluntario por sobreganancias mineras del gobierno aprista en un gravamen obligatorio formal. De hecho, quienes suscribieron en su momento la ley quizás no se percataron de los efectos que podría tener para los intereses de concesionarios de proyectos mineros y de hidrocarburos. Hubo más de un congresista que, días después, “se arrepintió” de haberla firmado.
Eva Arias, presidenta de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, deslizó  hace algunos días la idea de retirarnos del Convenio 169 para evitar la implementación de la Ley de Consulta. Foto: La República.
La reglamentación de la propia ley fue un proceso complejo, lento y con consecuencias disímiles. Participaron en el mismo las organizaciones del llamado Pacto de Unidad de las Asociaciones Interétnicas e Indígenas, pero que lamentablemente terminó con la separación de cuatro de las seis asociaciones convocadas y con poca legitimidad debido a la constricción de los derechos que la propia ley, y sobre todo, el Convenio 169, reconocían. Un tiempo después, el viceministro de Interculturalidad de ese entonces Iván La Negra renunció según dicen fuentes periodísticas por sus desacuerdos con la implementación de la famosa “base de datos” de pueblos indígenas, hoy publicada por la actual viceministra Patricia Balbuena.
A todo esto, el reglamento de la Ley de Consulta propuso en la práctica que “los resultados” de toda consulta no sean vinculantes: esto quiere decir que, una vez realizada la consulta y si los pueblos indígenas, por ejemplo, consideran que no procede un proyecto de exploración minera, el Estado peruano podría desconocer ese resultado. En palabras del Ministro de Cultura de ese entonces Luis Peirano: “Tal como establece la ley, la consulta previa es vinculante en el sentido que debe hacerse; el resultado de la consulta no es necesariamente vinculante”. Un juego de palabras que, en la realidad concreta, va en contra de lo que Montesquieu llamaba “el espíritu de la ley”. O como decían los funcionarios del virreinato: hecha la ley, hecha la trampa.

Pero esta semana Eva Arias, presidenta de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, fue un poco más allá y deslizó la idea de retirarnos del Convenio 169 para evitar la implementación de la Ley de Consulta: “El país que denuncie el pacto puede hacerlo y salirse, pero tiene que esperar diez años a partir de la firma del convenio […] Lo cierto es que cualquier proceso de consulta previa mal utilizado puede hacer muchísimo daño”. Estas declaraciones, junto con otras dadas por el mismo presidente Ollanta Humala, en el sentido de “destrabar” los proyectos mineros y de hidrocarburos, algo que todas las compañías claman en coro y ejerciendo mucha presión, coincide también con la actitud de ex funcionarios, como Daniel Saba, quien en una entrevista al diario Gestión dijo: “No se perdía nada sin una Ley de Consulta Previa. Honestamente, no se perdía nada”.

Empresarios mineros y petroleros se encuentran enfrentados a los pueblos indígenas: como en otras circunstancias similares, la batalla es totalmente desigual y abusiva. Sin embargo, a diferencia de otros momentos de la vergonzosa historia de la infamia peruana, hoy los pueblos indígenas tienen la ley a su favor. Sin embargo, como diría Vallejo, “hasta cuándo la cena durará”.
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*Rocío Silva Santisteban (Lima, 1963). Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Doctora en Literatura por la Universidad de Boston. Ganó el Premio Copé de poesía con su poemario Ese oficio no me gusta (1990). Otras publicaciones: Mariposa negra (1993), Condenado amor y otros poemas (1995) y Turbulencias (2006). En 1994 publica su libro de relatos Me perturbas (1994). Actualmente es periodista y docente universitaria. Además es presidenta de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
Servindi