29 diciembre 2010

Los avances de la COP16 – Cambio climático

El tema del cambio climático dejo de convertirse en un asunto de especialistas y ambientalistas y ha pasado a ser el desafío más importante que estamos enfrentando como especie humana.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático formado por miles de científicos de todo el mundo ha determinado una conclusión y ha establecido una proyección en sus estudios. La conclusión: hay un incremento de la temperatura en la tierra y es debido a la actividad humana. La proyección: Si la temperatura aumenta en más de 2 grados centígrados en los próximos años los daños económicos y sociales para la humanidad pueden ser irreversibles y catastróficos.

La principal causa del incremento de la temperatura es la emisión de gases producidos por modelos de desarrollo basados en la industrialización con combustibles fósiles y en la degradación de la naturaleza, especialmente de los bosques y los suelos. Reducir el incremento de la temperatura implicaría pasar a economías bajas en carbono.

Para ello habría que invertir miles de millones de dólares cada año, tanto en la mitigación de las emisiones como en la adaptación de las comunidades más vulnerables, habría que modificar los patrones de crecimiento económico de los países y afectar los intereses de las grandes corporaciones petroleras y agroindustriales y habría que modificar sustancialmente los hábitos de vida y de consumo de los habitantes del planeta, especialmente de los países más desarrollados.

Por ello no es nada fácil ponerse de acuerdo en los compromisos entre países para enfrentar el problema y por ello son tan importantes las llamadas Conferencias de las Partes. El único acuerdo vinculante para los países industrializados se firmó en 1997 en Japón y es conocido como el Protocolo de Kioto.

La COP16 venía precedida de un fuerte escepticismo, producto de la falta de acuerdos serios y de un proceso poco transparente en Copenhague. México, a través de su diplomacia, invirtió casi un año en preparar Cancún, dialogando con todos los bloques de países y buscando acercar posiciones. Esa fue una clave para el paso que se dio en la COP16.

Otra clave es la creciente participación de la sociedad civil, del sector privado, de la comunidad académica y científica y de los medios de comunicación, tanto como fuente de presión como de propuestas y compromisos propios para sumarse a la lucha contra el calentamiento global.

¿Por qué fue un paso la COP16? Porque logró recuperar el ambiente de confianza entre los países, volvió a mostrar que el sistema de Naciones Unidas puede ser útil para construir acuerdos. Fue un paso también porque se acordó la formación de un fondo climático que iniciará con 30 mil millones de dólares para invertir en mitigación y adaptación. Se conformó un comité especial para orientar el apoyo a los países más vulnerables, se empezó a tomar en cuenta la importancia de la perspectiva de género, se decidió dar un fuerte impulso a un programa de reducción de emisiones por deforestación y degradación, se puso el acento en la importancia de la transferencia tecnológica para avanzar hacia las economías bajas en carbono. Se ratificó el compromiso de no sobrepasar los 2 grados centígrados y ya mencionaron la posibilidad de considerar 1.5 grados. Con todo ello, aún falta mucho por hacer. No hubo acuerdo claro en el tema de reducción de emisiones y en la continuidad del Protocolo de Kioto que concluye en 2012.

Cancún fue un paso y Durban en Sudafrica, para el próximo año, puede ser más ambicioso. Toca seguir presionando y contribuyendo con los gobiernos para que ello sea posible y desde Oxfam lo seguiremos haciendo.
Tejiendo Ayuda

28 diciembre 2010

Cambio climático, tema del año y de la década

Así como hablamos de personajes del año o de la década, también deberíamos hablar de temas del año o de la década. Es decir, aquellos que se han convertido en cuestiones fundamentales en el Perú y el mundo. Pues bien, el cambio climático es uno de ellos, por sus enormes implicancias económicas, sociales y ambientales.

Se sabe que el incremento de la temperatura de la atmósfera se debe en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero generados por el uso de combustibles fósiles, principalmente en los países desarrollados. Asimismo se sabe que dicho incremento de temperatura está vinculado a fenómenos como sequías y lluvias irregulares, inundaciones, calor extremo, pérdida de biodiversidad, etc. ¿Y ello importa para el Perú? Por supuesto, pues somos un país excepcionalmente vulnerable al cambio climático. Así, la severidad y recurrencia del fenómeno de El Niño –que cada cierto tiempo nos destroza el país– se relaciona con el incremento de la temperatura, al igual que fenómenos como las inundaciones que asolaron Cusco a inicios del 2010, los episodios de friaje en Puno, la desaparición de los glaciares andinos, entre otros. Para tener una idea de lo que implica en pérdidas económicas, basta decir que los episodios de El Niño del 82-83 y 97-98 le costaron al Perú 3,283 y 3,500 millones de dólares, respectivamente, o el equivalente a 182 y 146 dólares, por cada peruano. (Ver recuadro)

Estimaciones preliminares indican que, de no adoptarse políticas adecuadas de respuesta al cambio climático, las pérdidas económicas en el Perú crecerían exponencialmente y podrían ascender a casi una cuarta parte del PBI potencial al 2050. Igualmente, se estima que el costo de una política nacional de prevención y adaptación demandaría anualmente tanto como el 1% de nuestro PBI, es decir, estamos hablando de cientos de millones de dólares para cada año.

Por ello es de vital importancia para el país que se avance a nivel internacional en relación con la mitigación y adaptación al cambio climático, pero el problema es que lo avanzado hasta ahora es penosamente insuficiente. En particular, resulta frustrante que no se haya logrado un acuerdo global vinculante, por la renuencia de las grandes economías a asumir sus responsabilidades ambientales. Así, los resultados de la reciente conferencia mundial en Cancún sobre el cambio climático son del tipo vaso medio lleno/vacío, dependiendo de cómo se mire.

Entre lo positivo de Cancún está el que países como Estados Unidos y China, que literalmente venían haciéndose los suecos, han reconocido su compromiso con la reducción de emisiones (aunque dicho compromiso es recontra laxo y ambiguo). Igual de importante es que se acordó la formación del llamado "Fondo Verde", financiado por los países desarrollados y que proveerá de recursos para la adaptación al cambio climático en los países en vías de desarrollo. Lo malo es que no se ha decidido quién, cuándo y cómo se dará dicho financiamiento. Todo ello está aún pendiente, y mientras tanto el cambio climático sigue avanzando.

Mientras no se logre que funcione este "Fondo Verde", cada país tendrá que bailar con su propio pañuelo. En el caso del Perú ello exigirá considerables desembolsos, seguramente restando recursos a otros temas vitales, como la educación o la lucha contra la pobreza. Más grave aún es que para financiar la adaptación al cambio climático nuestro país podría verse obligado a recurrir a préstamos, es decir, endeudarnos e hipotecar nuestro futuro para hacer frente a un fenómeno causado por los países desarrollados. ¿Qué les parece?

En suma, el cambio climático importa e importará aún más en el futuro, y debe figurar en la agenda pública como un tema crucial para nuestro desarrollo porque –como en la canción– cambia, todo cambia, incluyendo el clima.
Por Armando Mendoza
Grupo Bajo La Lupa

27 diciembre 2010

El sacrificio de los bosques

La construcción de las cinco centrales hidroeléctricas contempladas en el pacto energético entre Brasil y Perú no sólo demandará una inversión millonaria sino que también implicará un gran daño ambiental. Casi 1,5 millones de hectáreas de bosques desaparecerían en 20 años, según un cálculo independiente.
Más de 1.000 kilómetros de carreteras deberán abrirse paso entre bosques primarios y secundarios para construir las centrales y levantar las líneas de transmisión que permitan distribuir la energía, asegura un estudio elaborado por el ingeniero José Serra, para la no gubernamental ProNaturaleza. El acuerdo energético binacional fue suscrito en junio y proyecta generar hasta 7.200 megavatios. Entre los complejos a construir figura el proyecto Inambari, ubicado en los límites amazónicos de los departamentos de Cusco, Madre de Dios y Puno, en el sudeste de Perú, que se convertirá así en la región productora de hidroeléctrica más grande de este país y en la quinta de América Latina.
Le sigue Paquitzapango en el río Ene, en el central departamento de Junín, donde se concentra la población indígena asháninka. Completan la cartera: Mainique 1 en Cusco y Tambo 40 y Tambo 60, en Junín. Para todas se ha calculado una inversión entre 13.500 millones y 16.500 millones de dólares. En el estudio de Serra, titulado "Inambari: la urgencia de una discusión seria y nacional", se pone en evidencia la gran variedad de flora y fauna existente en las zonas que serán afectadas. En el área de la represa Inambari inclusive se han identificado especies que ya se encuentran en situación vulnerable, como la Tinamus osgoodi o perdiz negra. "Habrá un grave impacto en los ecosistemas amazónicos", afirmó a IPS Serra. A partir de experiencias comprobadas en la Amazonia, el especialista calculó que 1.446.090 hectáreas de bosques en buen estado de conservación serán deforestadas en 20 años. La estimación se realizó considerando una faja de 10 kilómetros a cada lado de las carreteras que necesitan construirse para levantar los postes de las líneas de transmisión. Además incluye extensiones de bosques que tendrán que desaparecer para dar vida a nuevas vías. No considera nuevas deforestaciones en zonas ya degradadas por la Corredor Vial Interoceánico Sur que conecta con Brasil.
El estudio señala múltiples impactos "para las cuencas completas de los ríos Inambari y Araza debido a que en las zonas altas se encuentran muchas especies de peces cuyas migraciones reproductivas serán interrumpidas por la represa". Por consiguiente, se afectará la alimentación de las poblaciones aledañas. La diversidad de peces (ictiofauna) presente en Perú es considerada la quinta más rica del planeta, con más de 1.000 especies. En el río Madre de Dios existen por lo menos unas 600 especies, reseña el informe. Si estas áreas son deforestadas, señala el estudio, se acelerará la sedimentación en la represa, reduciendo la disponibilidad de nutrientes en el agua. Esto afectaría a las zonas bajas de la cuenca y a los bosques que dependen de estos nutrientes.
La descomposición de la vegetación original no talada debajo de la represa contribuirá a la generación de gases de efecto invernadero como el metano, más de 20 veces más potente que el dióxido de carbono. Para Serra, decir que la energía hidráulica es limpia es ya insostenible. "Los lodos acumulados en los reservorios de las represas desactivadas son en gran medida equivalentes a los relaves mineros y concentran toda clase de contaminantes químicos que pueden ser letales", señala la investigación. El proyecto Inambari se extiende en parte del área de amortiguamiento de una de las reservas naturales más ricas en biodiversidad: el Parque Nacional Bajuaja-Sonene.
La Empresa de Generación Eléctrica Amazonas Sur (Egasur), de capitales brasileños, a cargo de Inambari, identificó 139 especies entre árboles, arbustos y hierbas. En la época seca se han registrado hasta 50 especies de anfibios y 203 tipos de aves. La compañía registró, además, 25 especies de mamíferos medianos y grandes. Los pobladores de la zona informaron a IPS que existen animales como "la sachavaca (tapir amazónico), el tigre y el majaz (un roedor)". Para el especialista de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, Mariano Castro, "hay una visión estatal que sólo prioriza la dimensión económica y comercial, sin considerar el valor natural de estos lugares y los altos costos ambientales".
"Es más, se cree que estas consideraciones ambientales entorpecen la inversión privada y no se reconoce que estos requisitos son necesarios para desarrollar una inversión sostenible", señaló a IPS. El congresista Yonhy Lescano aseguró que el presidente García le confesó que Egasur decidió ya no invertir en Inambari. Pero ni la empresa ni el gobierno han confirmado la información. Los expertos consideran que tal noticia es poco probable porque Inambari Geração de Energía, matriz de Egasur, acaba de aumentar su capital, lo que indicaría que no tienen intención de cerrar proyectos sino más bien ampliarlos. Mientras, en el río Ene el temor sigue creciente entre 18 comunidades asháninkas y 33 asentamientos humanos que serían desplazados por el proyecto Paquitzapango, que cuenta con la inversión de la poderosa compañía brasileña Odebrecht.
En esa zona también se alteraría el proceso natural de crecida y bajada del río Ene y sus afluentes, y por ende la disponibilidad de peces para consumir, refirió a IPS el biólogo Ernesto Ráez, del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Cayetano Heredia. Mainique también se ubicaría en un lugar sagrado para el pueblo indígena matsiguenga, que vive en la selva del Bajo Urubamba en Cusco. Se trata de Pongo de Mainique, un estrecho y peligroso paso del río, cargado de peces y de una gran biodiversidad que forma parte del Santuario Nacional Megantoni. Antes de firmarse el acuerdo con Brasil, el gobierno de Perú debió encargar una evaluación ambiental para estimar los daños, planteó a IPS Castro.
Además, consideró un grave error que no se haya convocado para tomar la decisión a otros sectores estatales que regulan el tema ambiental y trabajan con los pueblos indígenas.
Los especialistas aseguran que Perú no necesita proyectos en la Amazonia para cubrir su demanda energética, porque posee una capacidad instalada superior a 6.000 megavatios proveniente de diversas fuentes, suficientes para las necesidades actuales. Para 2020 se proyecta una demanda de unos 12.000 megavatios que, según los expertos, fácilmente pueden ser cubiertos con un potencial de 22.000 megavatios calculados en la zona de la cordillera de Los Andes y otros tantos miles en la costa. A contracorriente de las recomendaciones, el gobierno de Alan García envió en octubre al Congreso legislativo un proyecto para anular la obligación de presentar estudios de impacto ambiental de las concesiones hidroeléctricas como un requisito para obtener la licencia de construcción.
Agencia de Noticias IPS