07 junio 2012

EL CAMBIO CLIMÁTICO LE COSTARÁ A AMÉRICA LATINA 100 MIL MILLONES DE DÓLARES

En el Día Mundial del Medio Ambiente, un informe del BID revela que, pese a que sólo produce el 11% de las emisiones, la región es la más vulnerable al calentamiento global. Los daños causados por el cambio climático podrían costar a los países latinoamericanos y del Caribe unos 100.000 millones de dólares anuales para el 2050, si las temperaturas promedio suben 2ºC desde los niveles pre-industriales, algo visto como probable, de acuerdo con un nuevo reporte. La región produce sólo el 11 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero es considerada especialmente vulnerable a los impactos del cambio climático debido a su ubicación geográfica y su dependencia de los recursos naturales, añade el informe encargado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El banco dio a conocer el estudio días antes de que Brasil lleve a cabo la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, la Río+20, del 20 al 22 de junio. El colapso del bioma de coral en el Caribe, la desaparición de algunos glaciares en los Andes y cierto grado de destrucción en la cuenca del Amazonas son algunos de los principales daños por el cambio climático señalados en el informe.

Por ejemplo, la pérdida neta de exportaciones agrícolas en la región debido al cambio climático sería entre 30.000 millones y 52.000 millones de dólares para el 2050. "Pérdidas de esta magnitud podrían limitar las opciones de desarrollo, así como el acceso a los recursos naturales y servicios de los ecosistemas", resalta el reporte.

El banco de desarrollo señaló que el costo de ayudar a los países a adaptarse a los efectos del cambio climático sería menor en relación con el precio de los potenciales daños. Se estima que alrededor de un 0,2% del Producto Interior Bruto (PIB) de la región, o aproximadamente el 10% de los costos del impacto físico, sería necesario para apoyar la adaptación al cambio climático.

Mayores esfuerzos América Latina ha tenido un éxito reciente en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente gracias a cambios en las políticas de uso de suelos, como la reducción de las emisiones relacionadas con la deforestación. Según el informe, las emisiones de gases de efecto invernadero de la región cayeron un 11% desde el inicio del siglo a 4.700 millones de toneladas de equivalente de dióxido de carbono en 2010.

Si bien se ha avanzado en la preservación de las tierras que serían vulnerables a la tala para la agricultura u otros usos, el BID afirma que se necesita más de la región. Los sectores del transporte y la energía se espera que aumenten su cuota de emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% para el 2050, según el informe.

Estos dos sectores por sí solos podrían contribuir cada año con 2.000 millones de toneladas de CO2e (equivalente de dióxido de carbono) en la región, lo que podría aumentar las emisiones totales de gases de efecto invernadero en la región a 7.000 millones de toneladas para el 2050. "Las reducciones de emisiones previstas por el cambio de uso de tierra serán más que compensadas por el aumento de las emisiones de otros sectores", determina el estudio.
Reuters

06 junio 2012

Río + (o -) 20

Con solo pocas semanas para que comience la Cumbre mundial sobre desarrollo sostenible, esperamos ver el tan esperado (y necesario) compromiso por parte de los gobiernos de todo el mundo para avanzar hacia un camino ambientalmente más sostenible para el desarrollo. ¿O más bien se trata de una conferencia mundial más, con muchas presentaciones y pocas acciones concretas? ¿Aún tenemos razones para ser optimistas? Los intensos debates entre los estados miembros sobre un documento final, “borrador cero”, de la cumbre han demostrado–hasta ahora- ser abrumadoramente difíciles, a pesar de la enorme energía invertida, el tiempo y las mejores intenciones puestas en este ejercicio (eso se destaca en algunas de las declaraciones finales de los participantes).
Según los que están participando en esas discusiones, reflejadas en recientes declaraciones del Secretario General Ban Ki-Moon, a menos que algo inesperado ocurra en las próximas semanas, un documento de consenso relevante es poco probable. Una declaración de un consorcio de ONG señala preocupación por el poco avance logrado. Esa preocupación es compartida por muchos. Si es así, ¿qué podemos esperar de esta reunión masiva de más de 50.000 representantes de gobiernos, ONG, organizaciones internacionales, corporaciones, entre otros? A continuación, algunas áreas a tener en consideración.

En primer lugar, el liderazgo político. Cuando los líderes se reúnen, grandes cambios pueden ocurrir. Sin embargo, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y otros actores claves ya han avisado que sus presidentes no podrán asistir. Para empeorar las cosas, como es el caso de muchos eventos de esta magnitud, la escasez de habitaciones en los hoteles de Rio, y la consecuente alza en los precios – partiendo de 800 dólares la noche -, están disuadiendo a otros actores, como el Parlamento Europeo, de enviar delegaciones. Por suerte, hay acciones en marcha para remediar algunas de estas dificultades, incluyendo llamados de la presidencia del país anfitrión a lideres internacionales para que participen, pues la esperanza es que habrá lobbying al más alto nivel, entre los líderes y actores políticos que estarán presentes.

Segundo, la participación y el compromiso. Más allá de las sesiones oficiales plenarias, más de 500 eventos paralelos están siendo organizados en Río por los gobiernos, ONG, las Naciones Unidas y otras organizaciones internaciones, proponiendo debates que vinculan el medioambiente con temas como la religión (!) o el desarme, entre otros. Para conservar el conocimiento que surgirá de estos debates será necesario sistematizar las mejores ideas y las buenas prácticas, los actores clave y los próximos pasos a tomar. Si bien esto no parece estar en la agenda de trabajo, la esperanza es que este banco de conocimiento se pueda generar, para ayudar a alimentar una futura agenda mundial de desarrollo sostenible.

En tercer lugar, urgencia. El telón de fondo de la Conferencia es la crisis global que se viene arrastrando desde 2009 y no presenta señales de desaparecer (más recientemente con una zona Euro desestabilizada y las previsiones de crecimiento a la baja en los mercados emergentes). Los presupuestos de la cooperación para el desarrollo de muchos donantes tradicionales están siendo reducidos en algunos casos a mínimos históricos. Uno de los objetivos de la conferencia es, por lo menos, mantener la ayuda al desarrollo dirigida a la sustentabilidad ambiental (27% del total de la ayuda oficial al desarrollo). Sin embargo, la tendencia estimada a la baja del 3% de ayuda al desarrollo entre 2010 y 2011 –la primera desde 1997- es una noticia desalentadora.

Aun frente a la crisis, la esperanza es que los estados miembros vean más urgencia para unir fuerzas hacia una agenda de desarrollo intergeneracional sin precedentes que necesita más que nunca de los esfuerzos multilaterales. Por último, la oportunidad. La cumbre es la oportunidad única en una generación para transformar ideas en acciones, para promover soluciones que funcionen, para enviar el mensaje que los líderes mundiales están comprometidos en construir un planeta mejor, duradero, próspero, saludable y equitativo para las generaciones actuales y futuras.

Pero tal vez, trabajar hacia una definición (por lo menos, un camino) hacia unos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) –construidos sobre y reforzados de los ODM – es el camino a seguir, como sugerido por los gobiernos de Colombia y Guatemala. Aunque no hay consenso sobre la oportunidad de introducir los ODS, si hay acuerdo de cuales son los desafíos mundiales de nuestro tiempo y que hay que movilizar acciones concretas, prácticas y visibles, y hacia las cuales los gobiernos van a tener que rendir cuentas. De esta manera, con base en objetivos claros y medibles e indicadores, los ODS que surjan de Río+20 podrian ser una parte central de la agenda de desarrollo mundial después del 2015, catalizando el compromiso político renovado por el desarrollo sostenible. Si miramos lo que piensan los lectores de la Revista Humanum sobre los ODS, vemos que son el mejor camino a seguir. Entonces la esperanza es que esa sea una muestra representativa de lo que el mundo quiere… Esperemos que así sea.

05 junio 2012

PROTECCIÓN AMBIENTAL NO ES INCOMPATIBLE CON CRECIMIENTO

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, urgió hoy a la comunidad internacional a trabajar más para acabar con la falsa creencia de que progreso económico y protección de la naturaleza son retos incompatibles.
Fuente: Privada / Créditos: Wikipedia
Ban, en el Día Mundial del Medio Ambiente que hoy se celebra en Naciones Unidas bajo el lema "Economía verde ¿Te incluye a ti?", subrayó que todos los ciudadanos pueden desempeñar un papel en la preservación del medio ambiente, aunque alertó de la presión que representa el crecimiento demográfico global.

El mundo tiene en la actualidad 7.000 millones de habitantes y, según las previsiones de la ONU, en 2050 podría superar los 9.000 millones. "Eso es más presión sobre ciudades ya demasiado pobladas y sobre los recursos naturales, así como sobre la demanda de alimentos, agua y energía", señaló Ban, que también se refirió a que en la actualidad hay 1.300 millones de personas desempleadas o con subempleos.

Agregó que las estimaciones apuntan a que "otros 500 millones más se sumarán al mercado laboral durante la próxima década". Ante esa situación Ban abogó por terminar con la falsa creencia de que el progreso económico y la protección de la naturaleza son retos incompatibles. "Con políticas inteligentes y las inversiones adecuadas, los países pueden proteger su medio ambiente, estimular sus economías, generar trabajos decentes y fomentar el progreso social", afirmó el máximo responsable de Naciones Unidas.

Ban destacó igualmente que la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible en Río de Janeiro, más conocida como Río+20 y que se celebrará dentro de 14 días en esa ciudad brasileña, es "una oportunidad para profundizar en el compromiso global al desarrollo". Indicó que es también una gran oportunidad para que los países acuerden que el Producto Interno Bruto (PIB) no puede ser el único medidor del crecimiento y la riqueza, y que es necesario que el desarrollo social y medioambiental se incluya en esa valoración.
EFE

04 junio 2012

PLANTAS AROMÁTICAS DE EXPORTACIÓN

A más de 3 500 metros sobre el nivel del mar, en la comunidad de Kutiquero, en el distrito quechua hablante de Incahuasi (Lambayeque), se inició la siembra de plantas aromáticas con fines de exportación.
Foto: Henry Urpeque RPP
Por ahora, solo 30 hectáreas se sembraron en una parcela demostrativa que fue instalada por comuneros de esta zona con apoyo de ingenieros del Centro de Innovación y desarrollo Rural (Cender) de la Universidad de Lambayeque.

Bernardino Lalopú, jefe del Programa de Siembra de Plantas Aromáticas, expresó que la puesta en marcha de este proyecto comprende la siembra de manzanilla y menta. “Durante una semana se ha brindado a los comuneros una estricta capacitación agrícola para el inicio de estos primeros almácigos de manzanilla. Nuestra meta es llegar a las 5 000 hectáreas en toda la zona andina", precisó.

Contó que se espera cosechar un rendimiento de 30 toneladas de manzanilla fresca por hectárea, vale decir seis mil kilos de manzanilla deshidratada, en dos cortes. Al cabo de 120 a 150 días, se obtendrá como utilidad neta por hectárea más de seis mil soles, lo que constituye un cultivo rentable tres a cuatro veces más que un cultivo de arroz, algodón, trigo o papa. “Este programa de plantas aromáticas constituirá un verdadero y máximo desarrollo de inclusión social, donde la cadena productiva está realmente asegurada con el mercado europeo”, comentó Lalopú.
RPP