09 agosto 2012

HISTORIA DE UN ÁRBOL

De pronto el bosque se estremece. Se oyen ruidos desconocidos: pasos de un animal que raras veces llega por esos lugares apacibles, pero que, siempre que llega, deja una huella de dolor, porque lleva la muerte: mata a los animales, hiere a los árboles, destroza a las flores…

Sobre el hombro trae en instrumento de muerte. Mucho le temen los árboles. Un árbol viejo se inclina sobre su hijo como queriendo ocultarlo y le dice:

- Mira aquel animal que viene por ahí donde el sol es más brillante... Es un animal muy malo. Yo mismo tengo en mi tronco heridas que me hizo su maldad. ¡Dios te proteja, hijo mío!-

- ¿Pero, quién es ése animal? - pregunta el curioso hijo. - Es un animal, el único que se destruye así mismo. Construye grandes ciudades y después las arruina, sembrando la muerte y la desolación.

Crea grandes civilizaciones y después las destroza. Hiere por gusto, por deseo de maldad. Dicen que es un animal que está enfermo de aburrimiento.

El hastío es su mal mayor. Posee todos los atributos de los animales malos y muy pocos de los buenos: unas veces es sinuoso como la serpiente y astuto como el zorro; otras es cruel como el lobo y cobarde como el ciervo; raras veces es valiente como el león, menos veces es fiel como un perro y mucho menos es tierno como una paloma.

También posee atributos que ningún animal posee. Posee la mentira, con la que corrompe todo, hasta su alma. Posee la calumnia, con la que destruye las almas, la honra, la paz de otras almas. Posee la envidia, la que le ciega su alma rencorosa y lo impulsa a hacer mucho mal sobre la tierra.

Acumula riquezas que después lo hacen infeliz porque teme que se las quiten. Sobretodo, posee un raro don que dice Dios le dio: el lenguaje. ¡Cuánto mal hace con ese don y muy pocos bienes! Casi siempre sale de su boca la palabra que injuria, la palabra que ofende, la palabra que como una saeta envenenada e invisible, se clava en el alma haciéndola sufrir horriblemente.

Muy pocas veces sale la palabra que consuela, que alienta, que acaricia... Es un animal que guarda las ofensas como una ponzoña con que envenena su propia alma. Su maldad es infinita. Míralo como golpea, con su infernal instrumento de muerte, a tus hermanos.

Se ha proclamado el rey del universo, porque cree que sólo él tiene alma. Es morboso hasta en el dolor y cree que sólo él sufre.

No cree que los pájaros sufran, y les mata a sus hijos, les destruye su hogar. Los ve amar tan tiernamente y no cree que sufran. No ha comprendido que el tristísimo canto de la alondra es el canto que llora un amor muerto.

No sabe que el nocturno canto del ruiseñor es el dolor, transformado en canto, de un amor imposible. No sabe que el lúgubre rumor de nuestras frondas en las noches negras, es el alma de los árboles que llora a los árboles muertos.

No sabe del alma de las cosas, del dolor callado de las cosas. Su egoísmo, como su maldad, no tienen límites... Posee el raro don de la imaginación, y por medio de ella su fantasía del mal descubre mil formas de tortura, pero esa misma imaginación es su condena, por ella su dolor es infinito. ¡Pobre animal enfermo...!

- ¿Pero, quién es? - inquirió el árbol hijo.

- ¡Es el hombre! - dijo tristemente el árbol viejo... Y el hombre llegó hasta los árboles que platicaban. Oyó murmullos, voces mil desconocidas que salían del bosque, pero no entendió nada. Los pájaros huyeron espantados y armando una gritería angustiosa.

Lo árboles se estremecieron en su dura materia. Sólo el arroyuelo siguió su eterna canción, prisionero en su cárcel de rocas... ¡Y el hombre hirió a los árboles, como hiere siempre, inconscientemente!

- Este me agrada - dijo satisfecho. Y comenzó su tarea de muerte. Hirió terriblemente al árbol hijo. Sangraba éste por las heridas su transparente sangre, y sus hojas, desfallecidas, sabían del pronto hundimiento de muerte.

El hombre siguió su labor de destrucción hasta que el árbol rodó por tierra. De él cortó el hombre un pedazo, se lo echó al hombro y se alejó de la selva, dejando la mayor parte del árbol, que ahí quedaba para pudrirse y abonar la tierra y florecer nuevamente en flores del campo, en otros árboles, por la ley eterna de la vida... Y por la noche hubo himnos lúgubres y sombríos de frondas: ¡el alma de los árboles lloraba al árbol muerto...!
Ecoportal
Rómulo Calzada

07 agosto 2012

EN TEMAS AMBIENTALES: PURO FLORO Y CERO BALAS

Además de aburrido, sin filo programático y nada autocrítico, el Mensaje Presidencial y el balance del año en temas ambientales ha sido puro floro y cero balas. El ex–Ministro del Ambiente Ricardo Gisecke, en una entrevista para Otra Mirada, ha dicho sobre este tema que “estuvo muy enredado”.
Y no le falta razón ya que el presidente dijo que había que “diseñar e implementar un nuevo enfoque en el relacionamiento de las actividades extractivas con el ambiente, el aprovechamiento de los recursos naturales, la gestión equilibrada del territorio y el uso racional de los recursos hídricos” y que para lograr esta generalidad “es fundamental contar con una mejor normatividad que asegure la gobernabilidad ambiental, la modernización de los instrumentos de gestión, su adecuación a nuestra nueva realidad económica, social, cultural, y la fiscalización ambiental en todas las operaciones”.

No obstante, para las tribunas de adulones y la preocupación infundada de los capitostes del MEF, sus pilotos de bombardero y los dueños de Yanacocha & CIA dijo: “Propongo al Congreso de la República un Proyecto de Reforma Constitucional a fin de reconocer en la Constitución el Derecho fundamental al agua”. Es decir, un refrito, lo mismo que ya está en las constituciones de Ecuador y Bolivia, dos países hermanos que, junto con defender en el papel sus fuentes de agua, arrasan con estas fuentes mediante la continuación del modelo extractivista-exportador de nuevo cuño.

Puro floro en medio de una realidad en la que la Agenda Verde de 10 puntos que propuso y comenzó a impulsar la gestión de Salomón Lerner en base a la verdadera Gran Transformación y la Hoja de Ruta no ha sido cumplida en nada. (Dicho sea de paso, la Hoja de Ruta en temas ambientales no se contrapuso a la Gran Transformación).

Veamos el decálogo verde y qué se ha hecho al respecto:
1. Completar el MINAN:
No se ha completado como ordenaba su ley de creación, ni creado el Sistema Nacional de Evaluación de Impactos Ambientales (SNEIA) y el Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental (SINEFA).

2. Consulta previa:
El reglamento de la Ley aprobada por unanimidad en el Congreso en agosto del 2011, no ha sido aceptado por los pueblos indígenas y no ha estado basado en el respeto al diálogo, hacerla vinculante y la resolución de problemas “al toque”.

3. Descentralización ambiental: No se ha descentralizado el MINAM creando las Autoridades Ambientales Regionales (ARA) y tampoco se han firmando nuevos convenios con estas autoridades.

4. Ley forestal inconsulta: No se ha iniciado el proceso de “correr el cerco boscoso” - de 20 a 72 millones de hectáreas - y más bien está por aprobarse el reglamento de la Ley de Forestal y Fauna Silvestre, financiado por el Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS), que seguirá con el arrasamiento de los bosques. Como dijo en su oportunidad Ricardo Giesecke: “la Ley Forestal se trata de una sopa con todos los ingredientes para un nuevo baguazo”.

5. El agua al MINAM:
Tal como exige la ley no se ha centralizado en el MINAM la rectoría del recurso agua, que sigue repartida entre los Ministerios de Agricultura (riego), Salud (calidad), Vivienda (uso doméstico), Producción (uso industrial) y Defensa (recursos marítimos, IMARPE).

6. Rectoría de los EIA:
No se ha centralizado en el MINAM los Estudios de Impacto Ambiental que siguen repartidos entre 14 instituciones del Estado y los gobiernos regionales y locales. Tampoco se ha revisado los actuales Límites Máximos Permisibles (LMP), adecuándolos a estándares internacionales.

7. Compartimentos estancos:
No se ha continuado la lucha contra la feudalidad y los compartimentos estancos en el MINAM, entre vice-ministerios, direcciones generales y organismos adscritos bajo principios de centralización de estrategias, coordinación de políticas y descentralización de acciones con evaluación periódicas y rendición de cuentas.

8. Combate a la minería informal/delicuencial:
No se ha impulsado la estrategia de las dos carretas: (1) desarrollo socio-productivo incluyendo “oro verde” con empadronamiento y formalización; y, (2) control policial con presencia de organismos del Estado en sus tres niveles – central, regional y municipal - y el concurso de las organizaciones de base. Más bien se le ha hecho concesiones a los “barones” de esta minería depredadora.

9. Ordenamiento de territorio:
No se ha discutido ni promulgado la Ley de Ordenamiento Territorial (OT), ni se ha continuado con los procesos participativos de Zonificación Ecológica-Económica (ZEE).

10. Línea verde internacional:
No se ha buscado y promovido sinergias entre las convenciones creadas en la Cumbre de la Tierra de Río 1992 - cambio climático, diversidad biológica y lucha contra la desertificación – y se ha abdicado respecto a tener una posición crítica sobre la “economía verde” que discutieron la transnacionales en Río +20.

En suma: la Pachamama (tierra, bosques y biodiversidad), la Yacumama (anaconda que cuida los ríos), la Cochamama (lagunas y bofedales) y la Jatuncochamama (el mar) seguirán molestas y agresivas con los seres humanos y sus culturas, en momentos en los que nos amenaza una Niña (frío) fuerte y un Niño (cálido) impredecible por el cambio climático.

El Presidente no ha mencionado ninguno de estos fenómenos. Por lo tanto peligra el Buen Vivir, el Buen Beber, el Buen Comer, el Buen Dormir y el Buen Gobierno. Lo único que interesa ahora es el “piloto automático” para garantizar las inversiones, pero, eso sí, con “inclusión social”.
Hugo Cabieses*
*Ex viceministro de Desarrollo Estratégico de los recursos naturales del MINAM
Otra Mirada

06 agosto 2012

VEGETALES Y OCÉANOS ESTÁN ABSORBIENDO CADA VEZ MÁS CO2

Pese a que las emisiones de CO2 generadas por el hombre siguen aumentando año tras año, la vegetación y los océanos, que absorben cerca de la mitad del dióxido de carbono emitido, lo están haciendo actualmente más que antes.
Así lo muestra , un estudio publicado el miércoles en la revista “Nature”. El hallazgo se incorpora así a la discusión sobre los alcances del calentamiento global que mantienen defensores y escépticos de este fenómeno ambiental.“La absorción global de las reservas de carbono oceánicas y terrestres casi se ha duplicado durante los cincuenta últimos años”, indica el informe, realizado por cinco investigadores de la Universidad de Boulder, Colorado (Estados Unidos).

Estos “sumideros de carbono” son los procesos naturales que contribuyen a extraer de la atmósfera el CO2 responsable del efecto invernadero que calienta el planeta. Se trata principalmente de los océanos, que almacenan el carbono en sus profundidades y los vegetales, especialmente los bosques. El potencial y la evolución de esos procesos son objeto de debate y algunos estudios recientes sugieren que se está modificando su capacidad de absorción, según investigadores que buscan cuantificar el fenómeno para prevenir mejor la evolución del cambio climático.

Capacidad de captación no baja
Los especialistas analizaron las concentraciones de carbono en la atmósfera a lo largo de los años. Tomando en cuenta las emisiones de origen humano, lograron medir la absorción neta anual global de la tierra y los océanos. Según sus conclusiones, esa absorción se ha duplicado en 50 años, pasando de 2.400 millones de toneladas anuales en 1060 a 5.000 millones en 2010. “Aunque no se espera que la absorción de CO2 por la Tierra aumente sin límite, no existen indicaciones de que los sumideros de carbono estén disminuyendo”, indicó Ashley Ballantyne, uno de los autores. “El índice de crecimiento del CO2 atmosférico sigue aumentando porque las emisiones de origen fósil aumentan, y no porque los sumideros de carbono disminuyen”, aclaró.

La absorción de CO2 por los vegetales y los océanos está en buena medida vinculada a la presión del dióxido de carbono en la atmósfera y resulta lógico, hasta cierta medida, que el aumento de emisiones de CO2 provoque un aumento de la absorción por ese sumidero, destaca un investigador.

Subsisten interrogantes a las que este cálculo global no aporta respuestas, como el reparto entre la absorción global entre océanos y vegetales, destaca otro investigador, Ingeborg Levin, en un comentario separado publicado también por “Nature”. “Hay una gran diferencia si el carbono se almacena en reservas tales como los océanos profundos, donde puede permanecer cientos o miles de años, o si se absorbe en bosques jóvenes, donde permanecería sólo unos pocos años o décadas antes de regresar a la atmósfera”, acota el investigador de la Universidad de Heidelberg (Alemania).
Emol.