17 enero 2014

PERÚ ES EL TERCER PAÍS MÁS VULNERABLE DEL MUNDO AL CAMBIO CLIMÁTICO

El Instituto Tyndall Centre de Inglaterra declaró al Perú como el tercer país más vulnerable del mundo ante la crisis climática por su ubicación exclusiva en el planeta. Han pasado años desde su publicación (2004), pero el problema se mantiene patente y no parece haber remedio alguno.
Luego del primer lugar ocupado por  Honduras y Bangladesh, el país sudamericano ocupa el tercer lugar, hecho que afecta, de igual manera, a su sociedad y economía. Los peruanos saben que algo anda mal, la actitud esquizofrénica del clima y los desastres naturales que son pan de cada día no son productos del azar.
La vulnerabilidad climática es el grado de susceptibilidad  de un territorio ante el cambio climático. Este índice varía según la localización, sensibilidad  y adaptación posible de la región.

América Latina y el Caribe son zonas débiles de manera especial contra las inclemencias de la naturaleza. Esto se explica por ser áreas con una serie de climas extremos y variados en sus territorios. El Perú, específicamente, es vulnerable por tener en sus tierras grandes fenómenos hidro-meteorológicos como los huaycos, sequías, lluvias torrenciales, heladas, granizadas, entre otros; o formaciones orogénicas determinantes de su clima como la Cordillera de los Andes, además de la Amazonía, pulmón del mundo. Ambos son lugares estratégicos a nivel mundial para el mantenimiento de la vida.

Por otro lado, posee una gigantesca gama de climas: 27 de los 32 a nivel mundial. Dichas condiciones lo hace un país rico en ecología y recursos naturales, pero frágil ante el calentamiento global.
Según el Ministerio del Ambiente (MINAM), los fenómenos antes mencionados se han incrementado seis veces desde el año 1997 al 2006. No olvidemos que el Fenómeno del Niño es una constante dañina que nos visita con más intensidad cada año, igual que los llamados “friajes”.

Daños futuros, problemas presentes
El Minam ha declarado que estas son las siguientes consecuencias para la nación peruana frente a la imbatible transformación del clima: la pérdida del 22 por ciento de los glaciares, que significan el 71 por ciento de glaciares tropicales para el mundo. La pérdida de la fauna y flora amazónica, como de los cultivos clásicos en la mesa de las familias peruanas, arroz, papa, maíz. Además habrá un deterioro importante de las carreteras del país debido a que un 89 por ciento son vulnerables al cambio climático.

El agua es un pilar en la problemática ambiental. En 40 años el Perú poseerá solo el 60 por ciento de lo que tiene ahora. Recordemos que la escasez del recurso hídrico, sumada a las altas temperaturas, atiza los incendios forestales y la expansión de plagas en el territorio nacional. Estos últimos efectos demuestran una incidencia en la dinámica socio-económica del país. Los seres humanos destruimos nuestro hogar. Tanto así que mientras pase el tiempo y el clima cambie, muchas zonas no serán aptas para muchos animales. Así se producirá una migración de comunidades biológicas sin precedentes.

La especie humana es la principal responsable del cambio climático
El ser humano desde su aparición en la tierra siempre se ha jactado de poder realizar una serie de hechos trascendentales y -sin duda- tiene méritos. Pero también es agente de la destrucción del planeta.
El año pasado el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés), creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), declaró en un informe que la actividad humana es la principal causante del calentamiento global desde 1950. El reporte se realizó con un 95 por ciento de probabilidad.

Dicho estudio pone fin a un debate sobre el verdadero origen del calentamiento global, entre posturas científicas que abogaban por la culpabilidad del hombre, o, quienes sostenían que era una manifestación natural del planeta. Esta última postura defendida a capa y espada por las trasnacionales dedicadas a la explotación forestal, minera o de hidrocarburos. Las empresas pertenecen, entre las más productivas, a países del medio oriente como Catar que según el Banco Mundial emite 40,3 por ciento de dióxido de carbono (CO2) de toneladas métricas per cápita, o del continente americano como Estados Unidos que emite 17,6 por ciento.

El hombre y sus empresas son causantes de que la temperatura vaya a subir un promedio de 2 grados centígrados (entre 1 a 5,8 según la latitud y ubicación del país), al igual que el incremento del nivel del mar en un promedio de 50 cm. La ciudad de Venecia podría ser una de las principales afectadas por una inundación. Sin embargo, Lima padecería todo lo contrario, una sequía. Recordemos que una de las primeras fuentes de agua potable para la capital es el agua proveniente del hielo derretido de las cordilleras. Y al no haber glaciares como el Pastoruri, entraríamos a lo que algunos especialistas llaman la Gran Sequía, que se produciría en la costa y en la sierra.

El Perú será sede de la  vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 20) en diciembre de este año. Y tendrá un arduo reto hacia la realización de un nuevo acuerdo climático que sea, más que todo, consecuente. Más aún si la anterior conferencia, la COP 19 en Varsovia, no resultó como se esperaba.
Servindi

16 enero 2014

LA PARADOJA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático se caracteriza por una paradoja: gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, que causan el calentamiento global, proceden de los países más industrializados. Sin embargo, las peores consecuencias del cambio climático se experimentan en los países más pobres, principalmente por dos motivos: de un lado, muchas amenazas asociadas con el cambio climático se verifican en los países en desarrollo, por ejemplo los huracanes en Centroamérica y el Caribe o las sequías en África Subsahariana. De otro lado, la mayor vulnerabilidad de estos países hace que los fenómenos relacionados con el cambio climático tengan efectos más graves.
El cambio climático puede afectar gravemente las perspectivas de desarrollo de los países pobres y por ello los actores de la cooperación no pueden ignorar este fenómeno.

Los mecanismos internacionales de lucha contra el cambio climático, en particular la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto, tienen en consideración esta paradoja y establecen el principio de responsabilidad común pero diferenciada, por el cual son los países ricos los que deben tomar la iniciativa y reducir las emisiones de forma más contundente. Además, tienen en cuenta las necesidades específicas de los países en desarrollo. Estos principios se han traducido en herramientas concretas cuyo propósito es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, promover el desarrollo en los países pobres. El ejemplo más conocido es el Mecanismo de Desarrollo Limpio, que permite financiar mediante la venta de bonos en el mercado de carbono, proyectos en países pobres de reducción de las emisiones que promuevan al mismo tiempo el desarrollo sostenible.
Sin embargo, muchos de estos proyectos han sido criticados porque no han integrado los resultados de desarrollo pretendidos o porque han causado violaciones de los derechos humanos.

En este ámbito, se identifica claramente un espacio de intervención de los actores de la cooperación que pueden aportar su know how para asegurar que los proyectos de mitigación del cambio climático en los países pobres sean también vectores del desarrollo. Dicha aportación se amplía también a todos los proyectos que se ejecutan en el marco de los mercados voluntarios de carbono, gracias a los cuales empresas, ciudadanos e instituciones deciden de compensar voluntariamente sus emisiones de carbono financiando proyectos de mitigación, muchos de ellos en países en desarrollo. La incorporación de los actores de la cooperación en dichos proyectos será una garantía de sostenibilidad y de aportación concreta al desarrollo local.

Si se puede afirmar que los instrumentos de lucha contra el cambio climático son una oportunidad para la incorporación de los actores de la cooperación para el desarrollo a la mitigación del cambio climático, también se puede aseverar que la cooperación es el marco idóneo para integrar la mitigación y la adaptación al cambio climático en la dinámicas de desarrollo de los países pobres. De hecho, en el marco del debate sobre la Agenda de Desarrollo posterior a 2015, el cambio climático se está perfilando como un tema central del desarrollo sostenible.

En España, muchos actores de la cooperación, en particular de la cooperación descentralizada y las Organizaciones no Gubernamentales, no incorporan aún el cambio climático en sus estrategias de cooperación para el desarrollo, perdiéndose una gran oportunidad para apoyar los países más pobres en el proceso de adaptación al cambio climático y en la implementación de modelos de desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, muchos actores no aplican “la lente del clima” a la hora de planificar sus intervenciones de desarrollo, es decir no analizan sus programas y proyectos teniendo en cuenta los riesgos presentes y futuros derivados del cambio climático. Muchas iniciativas podrían ser afectadas a corto y medio plazo y sus impactos positivos en el desarrollo podrían ser cancelados por fenómenos relacionados con el cambio climático, con una evidente merma de la eficacia de la ayuda al desarrollo.

El estudio, la adaptación y la aplicación de metodologías para la incorporación de la lucha contra el cambio climático en la cooperación española para el desarrollo es urgente y la integración de estos dos ámbitos de acción se perfila como uno de los desafíos más interesantes para la comunidad internacional.

*Francesco Filippi es director del área de proyectos y fortalecimiento institucional de la Fundación MUSOL (Valencia, España) y autor del estudio “Cambio climático y desarrollo: una tarea global”.