23 mayo 2014

DESNUTRICIÓN INFANTIL Y ANEMIA

La presentación de cifras publicadas el pasado día 3 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), registrando 1.9% de disminución en la pobreza ha tenido muchas reacciones triunfalistas en el gobierno, lo cual no ayuda a enfocar retos para enfrentar problemas centrales como desnutrición crónica infantil y anemia, enfermedades devastadoras que generan impactos irreversibles y aumentan el riesgo de mortalidad infantil. Cada año mueren alrededor de 4,000 recién nacidos antes de cumplir el primer mes de vida.
Tenemos más de 1.5 millones de niños con desnutrición crónica. Los últimos resultados preliminares 2013 de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2013) indican que la desnutrición crónica infantil descendió solo 0.6% respecto a 2012 (de 18.1 a 17.5%) mucho menor que en años anteriores, además, se incrementó en 6 regiones (Piura, Lambayeque, La Libertad, Arequipa Cajamarca y Pasco), y en el ámbito rural es 3 veces mayor que en el urbano. La meta del gobierno de reducirla hasta 10% al 2016 será imposible porque se requeriría disminuirla 2.5% anual.

Respecto a la anemia –deficiencia de hierro, ácido fólico, zinc y vitamina A y B12– el 2012 se registró una proporción de 45 de cada 100 niños con este severo problema de salud pública que afecta el desarrollo cognitivo infantil, las habilidades psicomotrices y de socialización, la actividad física, y además, resta coeficiente intelectual y capacidad de aprendizaje, lo cual traerá graves consecuencias para la productividad futura del país.

Según la organización internacional Acción Contra el Hambre (ACF) afecta más de 50% de nuestros niños en edad preescolar, a 42% de madres gestantes y a 40% de mujeres en edad fértil, niveles que nos ubican como el país con mayor incidencia de anemia en Sudamérica (solo igual que Guyana) y en situación comparable a muchos países de África.

Bajo este panorama, son permanentes las advertencias de organismos internacionales sobre la grave desnutrición crónica infantil y anemia que hay en el Perú. A pesar de existir planes y proyectos de protección social así como aumentos de presupuesto y ampliaciones de coberturas de salud, estas prevalencias no disminuyen, principalmente por falta de calidad de los planes y programas, deficiente estructura de rendición de cuentas, mal monitoreo de resultados de asistencia y salud, y falta de una cultura de prevención y nutrición en la primera infancia.
Expreso

20 mayo 2014

Y LOS PASIVOS AMBIENTALES MINEROS???

La estrategia del gobierno contra la minería ilegal avanza muy lentamente, a pesar de la gravedad del problema menos del 1% de mineros se han formalizado, son insuficientes las interdicciones e ineficiente el control de insumos, y a pesar de la depredación por más de 80 años de nuestra Amazonía, no hay un solo capo de la mafia minera ilegal encarcelado.
Pero además, es preocupante que no se considere como parte esencial de esta problemática los pasivos ambientales mineros (PAM) –considerados una dimensión no visibilizada de la minería– generados durante décadas por antiguas mineras –estatales y privadas– cerradas y abandonadas, cuyos residuos (relaveras, bocaminas, escorias, sulfatos, ácidos y óxidos minerales) discurren durante períodos de lluvias como torrentes amarillentos y rojizos contaminando cabeceras de cuencas, ríos, suelos, causando graves daños en la salud poblacional, la agricultura, ganadería y ecosistema circundante.  

El inventario inicial del Ministerio de Energía y Minas aprobado el 2006 (RM 290-2006-MEM/DM) registra 850 PAM e increíblemente solo se asignaron S/. 3 millones para su remediación, a pesar que según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) se requerirían como mínimo S/. 660 millones.

En los siguientes inventarios los PAM se incrementaron exponencialmente, pero lamentablemente sin ser remediados. En el inventario 2010 se registraron 5,551,  el 2011 aumentaron a 6,847, y el último (octubre 2013) aumentaron hasta 8,206, identificándose solo 918 responsables (11.2%), los 7,288 restantes figuran “No Identificados” a pesar de contarse con los nombres del derecho minero y del titular. Además, de éstos 8,206 PAM solo 844 (10.2%) tienen “Estudios Ambientales”, y de las 60 cuencas con actividad minera, no se ha inspeccionado ni la quinta parte.

Bajo este panorama, mientras la Dirección General de Minería no identifique los responsables de los PAM, el gobierno debe asumir su remediación, y esto no se cumple. Lo inaudito es que en junio 2013, el gobierno asignó solo S/. 40 millones para las zonas más impactadas en Cajamarca y Áncash (más de 1,000 pasivos en cada región), y Puno (más de 500).

Dichos recursos son irrisorios si consideramos que la remediación de cada PAM comprende una serie de costosas actividades, entre otras, el taponeo de bocaminas, estabilización física y química de relaves, canchas de desmonte y tajos, construcción de canales, muros, modificación de taludes, recuperación del suelo y desarrollo de la revegetación de la zona.
Expreso