07 diciembre 2012

REDD DEFORESTACIÓN Y SUS CAUSAS

Resulta cada vez más evidente que los esfuerzos de los gobiernos, ONGs, instituciones y empresas para que REDD sea la principal estrategia de reducción de la deforestación no está dando buenos resultados en los países con bosques tropicales.
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La tala continúa a todo vapor impulsada por diferentes "proyectos de desarrollo” como la minería, las plantaciones industriales de palma aceitera, de soja y de otros cultivos, las hidroeléctricas y las infraestructuras para facilitar el desplazamiento de materias primas. Hasta el llamado "manejo forestal sustentable” termina provocando más destrucción.

También aumentan las evidencias de que los proyectos REDD, que se están promoviendo en diversos países con bosques tropicales, están causando muchos problemas a las comunidades locales, como lo muestran varios artículos de este boletín. Esta situación llevó al WRM a escribir, tomando como base esas experiencias, una cartilla para las comunidades, llamada "10 alertas sobre REDD para las comunidades”, que también se cita en esta edición. Uno de los principales problemas señalados por las comunidades son las restricciones que sufren en cuanto al uso que hacían tradicionalmente de los bosques y al control de sus territorios.

Cabe recordar que mucho antes que REDD apareciera, hasta los que conocen mínimamente la problemática de los bosques tropicales ya sabían que la mejor forma de combatir la destrucción de los bosques era garantizar, a los pueblos y las poblaciones que viven en los bosques y que dependen de ellos, los derechos sobre su territorio y sobre el uso de los bosques. Hay suficientes ejemplos en el mundo que comprueban que donde se garantizan estos derechos hay una mejor conservación de los bosques.

Quizás, uno de los pocos aspectos positivos de las recientes negociaciones sobre REDD a nivel de la Convención sobre el Cambio Climático de la ONU - que organiza una nueva ronda este mes en Doha, Qatar - sea el hecho de que se instala nuevamente una discusión sobre las causas de la deforestación. Desde que se empezó a hablar de REDD, una de las cuestiones que más ha perjudicado a los pueblos del bosque es que los países, en sus esfuerzos para estar "prontos para REDD”, han insistido en señalar a dichos pueblos como los principales responsables de la deforestación debido a "prácticas" como la agricultura itinerante. Del mismo modo, indigna que los "grandes proyectos de desarrollo” antes citados no reciban el mismo tratamiento, sino que, por el contrario, continúen promoviéndose como acciones importantes para el "desarrollo”, pe se a la destrucción que causan.

Además, con REDD y los crecientes intentos de comercializar también otros servicios ambientales, las grandes empresas involucradas en la destrucción de bosques tropicales están analizando la oportunidad de "compensar" sus acciones destructivas con proyectos REDD o con otros proyectos destinados a la comercialización de "servicios ambientales".

Aunque REDD llegue a tener sus días contados, a nivel internacional, debido a la falta de financiación, el afán de las grandes empresas por "compensar" sus acciones destructivas con acciones "verdes" -o sea, de justificar lo injustificable- no parece llegar a su fin. Para esas empresas, cada vez más grandes, es de suma importancia dicho tipo de mecanismo en este momento en el que las contradicciones del modelo destructivo de explotación de los recursos naturales comienzan a ser cada vez más explícitas, por ejemplo, en los efectos de los cambios climáticos, de la degradación ambiental y de la deforestación.

Creemos que solo con una gran resistencia y movilización de las comunidades afectadas por los megaproyectos de "desarrollo" junto con el apoyo de la solidaridad nacional e internacional se hace posible garantizar la fuerza suficiente para que los gobiernos adopten medidas efectivas con el fin de disminuir la deforestación, dirigiendo su mirada a quienes están causando realmente la destrucción.

Y aún más, es necesario tomar medidas urgentes contra las causas subyacentes de la deforestación, que incluyan, en especial, el cambio estructural del modelo de producción y consumo completamente insostenible en los países más industrializados. Esto no se logrará con actitudes individuales, sino que se requieren acciones enérgicas de los gobiernos para reducir el poder corporativo y el poder del gran capital, en general, y principalmente, del capital financiero. Además del reconocimiento de los derechos de los pueblos del bosque, éste es un camino indispensable si queremos disminuir realmente la deforestación.

COMUNIDADES Y BOSQUES AMENAZADOS POR REDD
A continuación sigue un resumen del contenido de la nueva publicación de contenido popular elaborada por el WRM. "10 alertas sobre REDD para comunidades” pretende dar información sobre el tema, resumiendo las experiencias concretas de diversas comunidades con proyectos REDD en todo el mundo, registradas por el WRM.

Casi 300 millones de personas en todo el mundo dependen de los bosques tropicales para vivir. Pero las grandes empresas con sus negocios de explotación de madera, petróleo, gas y carbón, de minería, de monocultivos agroindustriales – de árboles o alimentos -, de ganadería industrial, de grandes represas hidroeléctricas, están saqueando y destruyendo los bosques.

En respuesta a la deforestación, los gobiernos han impulsado planes tales como parques naturales o áreas protegidas, que, además de que no han dado resultado, muchas veces han perjudicado aún más a las comunidades que dependen de los bosques pues las han expulsado de sus territorios. ¡A ellas! para quienes la deforestación nunca ha sido una práctica común porque destruir el bosque sería como destruir su propia casa... Cortar algunos árboles para cubrir sus necesidades básicas o realizar agricultura itinerante en áreas que luego dejan regenerar no son en modo alguno las causas de la deforestación.

Los promotores presentan REDD y REDD+ como una solución al cambio climático y a la deforestación. Argumentan que el carbono liberado cuando se quema un árbol es parecido al carbono liberado cuando las empresas queman, por ejemplo, petróleo, que provoca cambios en el clima. Y gracias a REDD podrían seguir quemando petróleo en la medida que "compren” carbono – es decir, el derecho a liberar carbono – a alguien que lo esté ahorrando – por ejemplo, a alguien que asegure que va a mantener intocado el carbono almacenado en los árboles de un bosque.

Pero ésta es una propuesta que viene de fuera e impone restricciones y prohibiciones a las comunidades en sus formas de vida y de uso del bosque: en ocasiones no podrán cortar, ni siquiera un árbol para fabricar una canoa, tampoco cazar, pescar y recolectar frutas, plantas medicinales y alimentos del bosque. Si alguien desobedece debe enfrentarse a la policía o a algún guardia privado del proyecto REDD pudiendo perder su libertad. La comunidad como un todo pierde con eso. Las familias que se sienten más aisladas, sin condiciones de trabajar, comienzan a buscar alternativas fuera de la comunidad, generalmente en las ciudades, se van de la comunidad, y la comunidad se debilita.

Esto implica la pérdida de formas de vida, culturas, y también de soberanía alimentaria, ya que no se pueden cultivar más los alimentos con la práctica tradicional de agricultura itinerante. Se trata de un control del territorio, de aquellas zonas donde el bosque se mantiene en pie, que es donde los promotores de REDD van a buscar el carbono, pero es también donde viven las comunidades, generando así un conflicto con ellas en cuanto a su uso del bosque.

Para ganar su apoyo, los promotores de REDD llegan con promesas de empleo, dinero y proyectos sociales para la comunidad, como compensación de las pérdidas por no poder hacer más uso del bosque.

Muchas veces la comunidad acepta el proyecto REDD pensando que así mejorará su vida. Pero luego se encuentra con varios problemas. Uno de ellos surge cuando algunos integrantes de la comunidad son empleados como guardias forestales, debiendo vigilar que los otros miembros de la comunidad no corten árboles, ni cacen ni pesquen ni cultiven en el bosque - REDD enfrenta unos contra otros. Otro problema puede surgir cuando ofrecen dinero a cambio del cual la comunidad debe crear una nueva organización, con un formato preestablecido, para administrar los recursos – esto puede causar conflictos con la organización tradicional de la comunidad.

Los proyectos REDD no tienen como objetivo el bienestar de toda la comunidad, por eso beneficia a algunos de sus miembros y a otros no, mientras que a otros incluso los perjudica y excluye. El resultado es la división de la comunidad, lo que afecta negativamente su capacidad de organización, algo fundamental para luchar contra los impactos negativos del proyecto y garantizar o retomar el control del territorio.

El objetivo central de los proyectos REDD es "vender” carbono y hacer dinero con el proyecto, no resolver los problemas que son comunes a muchas comunidades, como la falta de reconocimiento de sus derechos sobre el territorio o problemas en los servicios de salud, educación, transporte, comercialización de la producción comunitaria. O sea, la falta de políticas públicas adecuadas. Esto no lo resolverá REDD.

Como tampoco resolverá REDD el problema de la deforestación. Estos proyectos se realizan en una determinada superficie de bosque. Fuera de ese espacio, se puede seguir conlas actividades destructivas.

¿Y quiénes financian los proyectos REDD? Además de algunos gobiernos figuran industrias contaminantes que quieren mostrar que "compensan” de alguna forma su contaminación en otro lugar. Pero la "compensación” con la compra de carbono no resuelve el futuro de los bosques ni del cambio climático, porque las materias primas que necesitan esas industrias – minerales, petróleo, carbón, grandes insumos de electricidad de grandes represas hidroeléctricas – vienen muchas veces de áreas de bosque. Las empresas continúan contaminando y deforestando, pero con REDD se "maquillan de verde” argumentando que ponen dinero en proyectos que "reducen” la deforestación.

Otros actores de los proyectos REDD son grandes ONGs, técnicos del Estado, consultores, que se ocupan de la coordinación y las cuestiones "técnicas” del proyecto.

En parte, no es difícil entender qué es REDD. Pero es muy difícil o imposible entender que la contaminación de un lugar pueda ser compensada por una actividad realizada a miles de kilómetros de distancia. Y es más difícil aún de entender que, además, la contaminación dé lugar a nuevos negocios, como la compra y venta de carbono, en el llamado mercado de carbono.

Las comunidades afectadas explican REDD diciendo que hay un problema de contaminación en un lugar distante de su comunidad y los promotores de REDD intentan resolver ese problema dentro del territorio de la comunidad, o sea, dentro de su "casa”. Por eso sugieren que lo mejor es resolver el problema donde surgió, y no en su territorio, donde les traen aún más problemas. Es claro que una solución lógica y mucho más simple y sensata para los grandes problemas de la contaminación es pararla donde se está realizando.

También se sabe que la mejor forma de cuidar el bosque es garantizar a los pueblos del bosque y demás comunidades que dependen de él sus derechos territoriales y de usufructo y apoyarlos, además de contribuir con sus formas de conservación y manejo del territorio. Y sin duda es preciso enfrentar y prohibir las causas directas de la deforestación, entre ellas la minería, la explotación de petróleo, la construcción de grandes represas, la expansión de monocultivos…También es necesario cambiar el gran consumo de productos y energía de apenas una minoría de la humanidad, sobre todo en Estados Unidos y Europa.

Pero REDD no propone nada de eso, al contrario. Habilita a las empresas a contaminar y a seguir deforestando… en otro lado.

La buena noticia es que en el mundo entero crece la resistencia contra REDD. Las comunidades se organizan cada vez más para garantizar y reconquistar el control y el uso colectivo de sus territorios. Un paso importante de esa lucha es saber de otras comunidades, de lo que realmente ocurrió con REDD. Es saber que la lucha es de varias comunidades, es saber que uniéndose y organizándose es posible parar esa nueva forma de destrucción.
Resúmen de la Cartilla
Adital

05 diciembre 2012

NEGOCIACIONES SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO

Las discusiones sobre la reducción de la deforestación en el marco de las negociaciones sobre el cambio climático ignoran el manejo tradicional de los bosques por los pueblos indígenas e insisten en los mecanismos de mercado, denunció hoy el Caucus Accra sobre Bosques y Cambio Climático. Las negociaciones en torno al programa REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques) insisten en utilizar los mecanismos de mercado lo que estanca el debate en la Conferencia de Partes Nº 18 (COP18) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se reúne en Doha, Qatar.
El programa REDD+ puede quedar paralizado debido a la insistencia de los países ricos de medir y verificar la reducción de emisiones a través de procesos técnicos costosos, señaló el Caucus Accra.
“Parece que los países ricos estuvieran secuestrando a los países forestales y diciéndoles que les permitan usar sus bosques para compensar la contaminación que esos países ricos provocan o cortarán el financiamiento” afirmó Raha Jarrah, de CARE International.

“Los pueblos indígenas y las comunidades locales, que vivimos en los bosques desde hace miles de años, tenemos nuestros mecanismos tradicionales de proteger los bosques, pero estos sistemas ni siquiera son mencionados en estas negociaciones” sostuvo Mónica Baltodano López del Centro Humboldt (Nicaragua). Ella agregó que una vez más los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas son totalmente ignorados en estas negociaciones.

El Accra Caucus sobre Bosques y Cambio Climático es una red del Sur y del Norte que representa a alrededor de 100 organizaciones de la sociedad civil y de pueblos indígenas de 38 países, formado en la reunión la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) celebrada en 2008 en Accra, Ghana. En una declaración a la COP14 el grupo afirmó que un esquema REDD debe “reconocer y respectar los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales a sus tierras, territorios y recursos, y a los usos tradicionales de sus bosques. La ejecución de REDD no debería causar el desalojo de los pueblos indígenas y de las comunidades locales de sus territorios y tierras.”


Accra Caucus sobre Bosques y cambio Climático
Principios y procesos como pre condiciones para políticas de REDD
Un grupo de diversas organizaciones de la sociedad civil y de pueblos indígenas se reunieron en Accra, capital de Ghana, entre el 18 y el 20 de Agosto del 2008 para tratar temas y preocupaciones asociadas a la Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación forestal (de aquí en adelante REDD).

Este documento resume las preocupaciones principales de las organizaciones presentes. Los participantes elaboraron también una propuesta sobre los principios y procesos que consideran deben formar parte integral del debate sobre la REDD que se llevará a cabo en el en el encuentro de Accra de la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (CMNUCC).

Preocupación principal:
Los estados que son Partes en la convención deben asegurar que la elaboración y la ejecución de esquemas de REDD no tengan efectos sociales y ambientales negativos, inclusive:


  • La violación de los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales a sus tierras, territorios y recursos naturales, la transferencia de sus tierras, el desalojo forzado, y la prohibición de acceso a sus bosques y a sus recursos forestales;
  • El mayor control sobre los bosques por parte de agentes estatales y de expertos del carbono, en detrimento de los pueblos indígenas y de las comunidades locales, por ejemplo, como consecuencia de la aplicación inadecuada del proceso de consentimiento libre, previo e informado (CLPI) a los pueblos indígenas y de las comunidades locales en la elaboración y ejecución de los mecanismos de REDD;
  • El refuerzo de la comprensión equivocada de que los pueblos indígenas y las comunidades locales son los responsables por la deforestación y de la degradación forestal;
  • La captura de los recursos financieros internacionales disponibles para la ejecución del mecanismo de REDD por parte de las grandes compañías y de las élites locales y nacionales, excluyendo a los pueblos indígenas y a las comunidades locales del papel central que deben tener si el objetivo es lograr de manera exitosa el fin de la deforestación;
  • El aumento y la creación de nuevas fuentes de conflictos y de corrupción;
  • La desviación de la atención sobre las verdaderas causas del cambio climático, y especialmente de las emisiones en los países desarrollados y industrializados.
Principios y procesos: 
Para tener en cuenta las preocupaciones mencionadas arriba, los procesos que se creen para la elaboración y la ejecución de la REDD deberían ser guiados, como mínimo, por los siguientes principios:

  • Se deben reconocer y respectar los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales a sus tierras, territorios y recursos, y a los usos tradicionales de sus bosques. La ejecución de REDD no debería causar el desalojo de los pueblos indígenas y de las comunidades locales de sus territorios y tierras
  • La REDD no debe ser usada como una excusa legal para permitir a los estados industrializados continuar contaminando. Debe ser acompañada por compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones que los actuales.
  • A los estados que deseen participar en la ejecución de REDD debe requerírseles que firmen, ratifiquen y ejecuten la declaración de las Naciones Unidas de los derechos de los pueblos indígenas, así como otros instrumentos internacionales relevantes (ej. convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, la convención de la biodiversidad, la convención de los derechos humanos, etc.)
  • Las compañías que contribuyan a la deforestación y a la degradación de los bosques no deberían beneficiarse de los mecanismos de REDD. Los mecanismos de REDD no deben proveer oportunidades para que las grandes empresas se aprovechen de las naciones tropicales que participen en este esquema.
  • Los pueblos indígenas y las comunidades locales deberían ser involucrados en todas las etapas de toma de decisiones sobre la REDD, desde su diseño hasta su implementación. Si se hace uso de sus territorios, la implementación de REDD debe asegurar el consentimiento libre, previo e informado (CLPI ) de los pueblos indígenas y de las comunidades locales, así como la participación significativa de los mismos.
  • Los pueblos indígenas y de las comunidades locales deberían poder beneficiarse de sus esfuerzos de conservación.
  • En todo caso en que sea necesario llevar a cabo reformas legales e institucionales, se debe asegurar la participación efectiva los pueblos indígenas y de las comunidades durante todo el proceso.
  • Siempre que sus tierras y sus recursos estén afectados, los pueblos indígenas y las comunidades locales deberían ser los principales y directos beneficiaros de los mecanismos de financiamiento de acciones de REDD. Debe existir un conjunto de estándares mínimo sobre la repartición de beneficios que orienten la elaboración de mecanismos nacionales de repartición de beneficios, y estos deberían crearse a través de la participación plena y efectiva sus pueblos indígenas y de las comunidades locales .
  • REDD debe ser diseñado de manera que evite generar conflictos. Las estrategias nacionales de ejecución de REDD deberían incluir mecanismos de resolución de conflictos e de atención de denuncias.
Servindi

04 diciembre 2012

AMAZONÍA PERUANA ENRARECIDA

La cuenca amazónica cubre una superficie de 6,2 millones de km.2, abarcando ocho países amazónicos: Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Surinam, Guyana, más el territorio de la Guayana Francesa. Alberga el bosque tropical más grande del planeta, con aproximadamente el 20% de la reserva de agua dulce de la tierra, y el 28% del oxígeno proveniente de la amazonía; siendo considerado el principal sistema hidrográfico del mundo.


La amazonía como refugio natural de vida, es el más diverso y complejo, con diferentes tipos de ecosistemas, una gran variedad de flora y fauna, así como ingentes recursos energéticos y mineros, poblada por más de 400 pueblos originarios; habiendo sido nombrada como una de las siete maravillas naturales de la tierra.

Además de su gran biodiversidad, su importancia global y regional radica, en que los bosques cumplen un rol importantísimo como sumideros del dióxido de carbono, (uno de los principales gases que provoca el calentamiento global), regula el clima a nivel regional y planetario, proporciona oxígeno, también regula el curso de los ríos, al retener parte del agua proveniente de las lluvias, liberándola lentamente.

Tierra misteriosa y enigmática para unos, rica y salvaje para otros; respetada y preservada por sus culturas originarias, explotada y desvastada por el supuesto “desarrollo”; donde la abundancia y la escasez conviven separadas por una línea delgada; codiciada por países desarrollados, ofertada y vendida por gobiernos corruptos a la rapiña y lucro del gran capital, en nombre de la “civilización”.

La amazonía peruana con más de 77 millones de has. , representa el 60% del territorio nacional. Cobija al majestuoso río Amazonas, cuyo origen se encuentra en el nevado Quehuisha, a 5,170 m.s.n.m., en la quebrada Apacheta, provincia de Cailloma, en la Región de Arequipa, (Expedición Científica Amazon Source-1996; confirmada por la Sociedad Geográfica de Lima el 2010). Por lo cual pasaría a ser el río más largo y caudaloso del mundo, con 7.062 km., superando al río Nilo

Cual anaconda cósmica, el río Amazonas va serpenteando los bosques, cruzando o formando cochas, meandros, aguajales, restingas, playas, tahuampas, barreales etc., ofreciéndonos paradisíacos paisajes con una armoniosa y a la vez compleja biodiversidad, lleno de colores y matices, olores, sabores y sonidos que deleitan los sentidos y la inspiración.

Como una realidad que desafía la imaginación, se propagó un reportaje televisivo de la Zona Reservada “Sierra del Divisor”, (entre las Regiones de Ucayali y Loreto), donde en plena llanura amazónica emerge cual desafío de la naturaleza, una pirámide verde, denominada cerro El Cono: o aquellas cataratas gemelas donde brota agua caliente en una, y agua fría en la otra, lugar sacralizado por los shipibo. Zona en grave peligro por la tala y minería ilegal, perpetrado por hombres “civilizados”.

Nuestra amazonía, a pesar de ser una región privilegiada por su rica biodiversidad, con recursos naturales renovables (flora, fauna, suelos, agua) y no renovables (petróleo, gas, oro y otros recursos potenciales), se caracteriza por tener ecosistemas sumamente frágiles, cuyos suelos son mayormente pobres, cubiertos por una delgada y frágil capa de humus, propenso a la degradación por las constantes lluvias y la acción humana.
Es también rica y diversa culturalmente, poblada por aproximadamente 60 pueblos étnicos, pertenecientes a 12 familias lingüísticas, conformando más de 1,400 comunidades nativas reconocidas legalmente, con aproximadamente 400mil habitantes.

Con diversas lenguas, cosmovisiones, costumbres, conocimientos y saberes, las culturas amazónicas guardan una armoniosa simbiosis espiritual y de sabiduría de subsistencia con sus bosques, siendo su razón de existencia; por lo que son respetados, preservados y manejados, guardando un necesario equilibrio con la naturaleza.

Muchos piensan que la selva es indestructible e invulnerable a los actos de los hombres, habiendo sido invadida por grandes y pequeñas empresas extractivas (legales e ilegales), tras la explotación depredadora de los diferentes “oros amazónicos”: oro negro (petróleo), oro rojo (maderas), oro verde (bosques), oro azul (agua), oro amarillo (oro y otros minerales), y aquel maligno y destructivo oro blanco (cocaína, narcotráfico). Provocando graves impactos ambientales y sociales, como la deforestación, degradación ecológica, pérdida de la biodiversidad, inseguridad alimentaria entre otros, con la consecuente generación de conflictos socio ambientales.

Más del 70% de la amazonía peruana se encuentra lotizada por concesiones petroleras, gasíferas, auríferas, madereras, agroindustriales, impuesto por el modelo económico neoliberal. Según cifras de Perú Petro, hay más de 90 lotes concesionados a la exploración y explotación de hidrocarburos, (existiendo otros tantos en proceso de negociación). Dándose una agresiva e intensa política de promoción de las inversiones extractivas por parte del Estado, sin tener en cuenta los derechos culturales y ambientales de los pueblos indígenas, ni criterios éticos, legales o de biodiversidad.

Aproximadamente unas 40 compañías petroleras, vienen operando en la amazonía peruana, muchos de estos lotes se superponen irregularmente sobre áreas naturales protegidas, reservas comunales, territorios de comunidades nativas etc. La Plataforma de Ordenamiento Territorial (conformada por diez asociaciones), destacó que 16 lotes de hidrocarburos se superponen sobre 12 áreas naturales protegidas.

Provocan además derrames de petróleo, residuos tóxicos, sísmica contaminante, vertimiento de aguas residuales con metales pesados, con el consecuente envenenamiento y contaminación de ríos, flora, fauna, así como de sus pueblos originarios, cuya lucha valiente y solitaria de resistencia al capitalismo salvaje, es desoída y ninguneada por los gobiernas de turno.

El actual modelo extractivista no da más, con extractores usureros e ilegales, corrupción gubernamental, festín de concesiones, inseguridad, violencia, desorden normativo, y la falta de gestión y control estatal, se avizora a mediano plazo la degradación y pérdida de los bosques, y la aparición de grandes sabanas con escasez de agua y vida.

No estamos en contra de la existencia de inversiones en la amazonía, pero, con empresas que tengan un manejo racional del medio ambiente, con tecnología de punta que asegure menos riesgos ambientales, con responsabilidad social práctica respetando los derechos de los pueblos indígenas, con una equitativa redistribución de la riqueza obtenida, con normas gubernamentales coherentes, y un adecuado ordenamiento territorial.

Pues, la amazonía se merece un futuro responsable y racional con su medio ambiente y biodiversidad así como un futuro equitativo y solidario con sus habitantes.
Servindi