El futuro de los peruanos es cada día más incierto, pues la gran mayoría no cuenta con una pensión digna para vivir, esta realidad se convierte en tragedia si hablamos de los trabajadores agropecuarios. Hoy, el 90% de los trabajadores agropecuarios vive sin seguro de pensiones. Sin embargo, los esfuerzos del Ejecutivo se centran principalmente en la agroexportación dejando de lado al agro nacional, cuyos limitados excedentes no permite generar algún ahorro. ¿Quién protege el futuro de los trabajadores agropecuarios?
Según un artículo de La revista AGRARIA, la población económicamente activa ocupada (PEA ocupada u ocupados) en el Perú alcanza las 15’683,616 personas, de las cuales el porcentaje mayor trabaja en actividades agropecuarias (3’759,261). Sin embargo, en esta rama, solo 389,716 trabajadores (10% del sector agropecuario) declaran aportar a algún sistema de pensiones. Así, mientras la minería, que genera menores puestos de trabajo en comparación con el agro, es la actividad con mayor tasa de protección social, los trabajadores agropecuarios son la última rueda del coche.
PEA ocupada según rama de actividad y afiliación al sistema de pensiones, 2013
Fuente: Cepes
Si tomamos la situación por edades las cosas tampoco pinta bien. En el sector agropecuario, el 74% de los ocupados se concentra en edades intermedias (18 a 64 años), el 10% son menores de edad (14 a 17 años) y el 16% adultos mayores (60 a más). Los ocupados del rango de edad «65 a más» en el sector agropecuario representan el 10%; es decir, son más de 241 mil hombres y 172 mil mujeres los que, en este sector, aun contando con la edad de jubilación, continúan trabajando en la actividad. En conclusión, la mayoría de la población dedicada al agro es adulta y con importante participación de adultos mayores, incluso mucho más que en otras actividades de la economía. Esta situación, sumada a la bajísima tasa de afiliación, convierte al sector agropecuario en el sector más desprotegido del país.En tanto, por categoría ocupacional, se observa que la afiliación de los asalariados agropecuarios (empleados y obreros) en la costa es claramente mayor que en la sierra y la selva: el 6% de los empleados de la costa no aportan y 59% en el caso de los obreros. Resulta evidente que la concentración de empresas agroindustriales, agroexportadoras, predios de gran tamaño, y la mayor capitalización, juegan un rol crucial en este mayor aporte de la costa.
Dado que la actividad agropecuaria es fundamental para el desarrollo de la soberanía alimentaria en el país, resulta urgente resolver el problema de la seguridad social de un sector caracterizado por ingresos bajos, poca conectividad, gran proporción de trabajadores adultos y adultos mayores, y escasa presencia de trabajo asalariado —sobre todo, en la sierra y la selva. La afiliación a un sistema de pensiones en favor de los trabajadores agropecuarios es un gran desafío que el presente y los futuros gobiernos deben afrontar.
Otra Mirada
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