Entornos más ecológicos, árboles que brillan en la oscuridad y pantanos urbanos dominarán el paisaje de las ciudades del futuro, que tendrán que adaptarse al cambio climático, la escasez de recursos y al aumento de las inundaciones urbanas, según los expertos.
En las urbes del futuro los edificios podrían transformarse en granjas verticales y abundarán los caminos alimentados con energía solar y los bosques urbanos, los cuales no solo pasarán a ser parte del paisaje, sino que serán cruciales para adaptarnos al cambio climático y prevenir las inundaciones urbanas, según el nuevo informe Cities Alive (ciudades vivas), de la consultora internacional de ingeniería Arup (www.arup.com).
Según Arup, con el previsto “aumento de las temperaturas y el nivel del mar, aquellos entornos urbanos que estén poco integrados o mal diseñados sufrirán las consecuencias de estos cambios del clima”.
Para adaptarse al cambio climático y la escasez de recursos y para proteger a nuestras ciudades de las inundaciones y mejorar la salud y bienestar de sus habitantes, la consultora propone crear espacios públicos más grandes y entornos urbanos más verdes, a través de un diseño paisajístico de calidad.
Para proteger las urbes, esta consultora plantea la necesidad de ofrecer soluciones más naturales, como reemplazar el hormigón, el asfalto y las áreas techadas con superficies más permeables como cañaverales y otros hábitats húmedos.
El aumento de árboles en las zonas urbanas también podría reducir el riesgo de inundaciones, ya que –según la consultora– calculan que por cada aumento del cinco por ciento de superficie árborea, la escorrentía se reduciría en un dos por ciento.
El informe Cities Alive también destaca que los mayores espacios verdes podrían aumentar la esperanza de vida de los urbanitas en hasta cinco años, ya que “la gente percibe que la distancia es más corta en zonas verdes y se siente, por lo tanto, más propensa a caminar”.
Un entorno urbano con más vegetación también podría ayudar a las personas a recuperarse más rápido de las enfermedades y disminuir el número de días por baja laboral, “debido a los efectos beneficiosos en la salud de trabajar en edificios con vistas verdes”, según Arup.
Ante la creciente escasez de alimentos, Arup predice que la producción se efectuará dentro de los edificios, con granjas verticales especialmente construidas que se convertirán en una característica del paisaje y reconectarán a las ciudades con la naturaleza, permitiendo que sus habitantes aprendan a cosechar sus propios alimentos de manera más segura y sostenible.
Según Arup, innovaciones tales como las partículas de luz pulverizadas comenzarán a utilizarse en espacios públicos como carreteras, edificios y caminos, aportando luminiscencia y seguridad adicional a parques y callejones, e incluso los árboles podrían llegar a producir luz y reducir el impacto ambiental del alumbrado público, gracias a la incorporación de esta bioluminiscencia en sus troncos y ramas.
Según Amour los árboles que brillan en la oscuridad estarán dotados de bioluminiscencia, que consiste “en la producción y emisión de luz por parte de un organismo vivo”.
La tecnología bioluminiscente “se ha utilizado durante mucho tiempo para permitir a los científicos ver y entender el funcionamiento interno de las células, y ahora también se está desarrollando para aplicaciones más amplias”, comenta el experto.
Respecto de otro de los avances en materia de iluminación urbana, Amour señala que la compañía Pro-Teq ha desarrollado un recubrimiento en spray de partículas absorbentes de luz que “cosechan” los rayos ultravioleta del sol durante el día e iluminan por la noche y que puede pulverizarse sobre la mayoría de las superficie sólidas, desde la madera al cemento.
Este producto llamado Starpath, tiene el potencial de reducir la necesidad de realizar instalaciones complejas de iluminación en parques y callejones, y ayudará a traer más seguridad a estas áreas, sin aumentar la contaminación lumínica, porque su luz es de intensidad baja y no es reflectante, según Amour.
Respecto de las futuras cubiertas climáticas inteligentes, Tom Amour señala que esta tecnología podría ayudar a mantener los lugares públicos utilizables en diferentes condiciones climáticas.
Estas cubiertas serán similares a cortinas gigantes que se pliegan como sombrillas, estarán dotadas de sensores que cerrarán de forma automática las persianas cuando las temperatura se hagan más intensas o comience la lluvia, y algunas de ellas también podrían recoger la energía solar durante el día y proporcionar “iluminación nocturna inteligente” para ahorrar energía, adelanta.
Las ciudades también necesitarán superficies más permeables que puedan actuar como una “esponja” o “tampón” para amortiguar los efectos de las fuertes tormentas de lluvia y absorber el agua caída, y devolverla más lentamente a los sistemas de drenaje urbano, evitando así que causen inundaciones, según Amour.
“Para pasar de gris duro del cemento y el asfalto al verde más blando de los vegetales, y retardar el escurrimiento del agua hacia abajo, la idea es aumentar en los núcleos urbanos las áreas de naturaleza, la cobertura de árboles y las superficies de vegetación y pastos a lo largo de las calles y en las plazas y parques, además de incorporar pavimentos permeables”, explica el experto.
En la ciudad holandesa de Rotterdam ya se están utilizando tejados especiales que retienen las aguas pluviales y las liberan lentamente en los drenajes.
Finalmente, otra idea es descubrir y mejorar los cursos de agua y ríos ahora cubiertos bajo la superficie, según Amour, quien concluye que muchos de estos sistemas de drenaje “más suave y sostenible” son más baratos que los actuales y convencionales.
ElNuevoHerald.Com
En las urbes del futuro los edificios podrían transformarse en granjas verticales y abundarán los caminos alimentados con energía solar y los bosques urbanos, los cuales no solo pasarán a ser parte del paisaje, sino que serán cruciales para adaptarnos al cambio climático y prevenir las inundaciones urbanas, según el nuevo informe Cities Alive (ciudades vivas), de la consultora internacional de ingeniería Arup (www.arup.com).
Según Arup, con el previsto “aumento de las temperaturas y el nivel del mar, aquellos entornos urbanos que estén poco integrados o mal diseñados sufrirán las consecuencias de estos cambios del clima”.
Para adaptarse al cambio climático y la escasez de recursos y para proteger a nuestras ciudades de las inundaciones y mejorar la salud y bienestar de sus habitantes, la consultora propone crear espacios públicos más grandes y entornos urbanos más verdes, a través de un diseño paisajístico de calidad.
Para proteger las urbes, esta consultora plantea la necesidad de ofrecer soluciones más naturales, como reemplazar el hormigón, el asfalto y las áreas techadas con superficies más permeables como cañaverales y otros hábitats húmedos.
El aumento de árboles en las zonas urbanas también podría reducir el riesgo de inundaciones, ya que –según la consultora– calculan que por cada aumento del cinco por ciento de superficie árborea, la escorrentía se reduciría en un dos por ciento.
El informe Cities Alive también destaca que los mayores espacios verdes podrían aumentar la esperanza de vida de los urbanitas en hasta cinco años, ya que “la gente percibe que la distancia es más corta en zonas verdes y se siente, por lo tanto, más propensa a caminar”.
Un entorno urbano con más vegetación también podría ayudar a las personas a recuperarse más rápido de las enfermedades y disminuir el número de días por baja laboral, “debido a los efectos beneficiosos en la salud de trabajar en edificios con vistas verdes”, según Arup.
Ante la creciente escasez de alimentos, Arup predice que la producción se efectuará dentro de los edificios, con granjas verticales especialmente construidas que se convertirán en una característica del paisaje y reconectarán a las ciudades con la naturaleza, permitiendo que sus habitantes aprendan a cosechar sus propios alimentos de manera más segura y sostenible.
Según Arup, innovaciones tales como las partículas de luz pulverizadas comenzarán a utilizarse en espacios públicos como carreteras, edificios y caminos, aportando luminiscencia y seguridad adicional a parques y callejones, e incluso los árboles podrían llegar a producir luz y reducir el impacto ambiental del alumbrado público, gracias a la incorporación de esta bioluminiscencia en sus troncos y ramas.
Según Amour los árboles que brillan en la oscuridad estarán dotados de bioluminiscencia, que consiste “en la producción y emisión de luz por parte de un organismo vivo”.
La tecnología bioluminiscente “se ha utilizado durante mucho tiempo para permitir a los científicos ver y entender el funcionamiento interno de las células, y ahora también se está desarrollando para aplicaciones más amplias”, comenta el experto.
Respecto de otro de los avances en materia de iluminación urbana, Amour señala que la compañía Pro-Teq ha desarrollado un recubrimiento en spray de partículas absorbentes de luz que “cosechan” los rayos ultravioleta del sol durante el día e iluminan por la noche y que puede pulverizarse sobre la mayoría de las superficie sólidas, desde la madera al cemento.
Este producto llamado Starpath, tiene el potencial de reducir la necesidad de realizar instalaciones complejas de iluminación en parques y callejones, y ayudará a traer más seguridad a estas áreas, sin aumentar la contaminación lumínica, porque su luz es de intensidad baja y no es reflectante, según Amour.
Respecto de las futuras cubiertas climáticas inteligentes, Tom Amour señala que esta tecnología podría ayudar a mantener los lugares públicos utilizables en diferentes condiciones climáticas.
Estas cubiertas serán similares a cortinas gigantes que se pliegan como sombrillas, estarán dotadas de sensores que cerrarán de forma automática las persianas cuando las temperatura se hagan más intensas o comience la lluvia, y algunas de ellas también podrían recoger la energía solar durante el día y proporcionar “iluminación nocturna inteligente” para ahorrar energía, adelanta.
Las ciudades también necesitarán superficies más permeables que puedan actuar como una “esponja” o “tampón” para amortiguar los efectos de las fuertes tormentas de lluvia y absorber el agua caída, y devolverla más lentamente a los sistemas de drenaje urbano, evitando así que causen inundaciones, según Amour.
“Para pasar de gris duro del cemento y el asfalto al verde más blando de los vegetales, y retardar el escurrimiento del agua hacia abajo, la idea es aumentar en los núcleos urbanos las áreas de naturaleza, la cobertura de árboles y las superficies de vegetación y pastos a lo largo de las calles y en las plazas y parques, además de incorporar pavimentos permeables”, explica el experto.
En la ciudad holandesa de Rotterdam ya se están utilizando tejados especiales que retienen las aguas pluviales y las liberan lentamente en los drenajes.
Finalmente, otra idea es descubrir y mejorar los cursos de agua y ríos ahora cubiertos bajo la superficie, según Amour, quien concluye que muchos de estos sistemas de drenaje “más suave y sostenible” son más baratos que los actuales y convencionales.
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