28 diciembre 2013

CIENCIAS SOCIALES DEBEN RESPONDER AL CAMBIO AMBIENTAL

Las ciencias sociales y naturales deben integrarse más estrechamente para responder a la transformación de la sociedad ante el cambio ambiental global, según un importante informe dado a conocer en París, Francia.

Las ciencias sociales deben investigar más eficazmente las “causas humanas, vulnerabilidades e impactos” del cambio ambiental pues afecta los medios de subsistencia de la gente, las opciones de supervivencia y las formas de vida, dice el Informe Mundial de las Ciencias Sociales 2013: Cambios Ambientales Globales, producido conjuntamente por la UNESCO, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el Consejo Internacional de Ciencias Sociales (ISSC por sus siglas en inglés).
“Sea en los hemisferios Norte o Sur, el comportamiento humano contribuye significativamente al cambio climático”, dice Olive Shisana, presidenta de ISSC, en el prefacio del informe. “La reducción de gases de efecto invernadero está indisolublemente ligada a la conducta humana y al modelo de desarrollo que elegimos seguir”.

En el norte, la gente quiere mantener su estilo de vida; en el sur, la gente quiere tener un estilo de vida similar, lo que “complica el asunto”, anota.

A pesar del papel que juega la conducta humana, “las ciencias sociales han permanecido marginadas de la investigación sobre el cambio ambiental mundial”, subraya el informe que advierte que “ahora no es tiempo de permanecer al margen” porque el cambio climático y ambiental crean “desconcertantes crisis humanas y el mundo lucha para encontrar una senda más segura y sostenible para el futuro”.

Cambios globales
Los autores del informe señalan que la tendencia hacia la investigación interdisciplinaria es lenta en todas partes. La resiliencia o el colapso de los sistemas no se pueden entender solo a través de mediciones de los aumentos de temperatura, la predicción de terremotos o el seguimiento de las tormentas tropicales, advierten. Las diferencias regionales en el estancamiento o desarrollo económico no se explican adecuadamente por las condiciones climáticas, el número de especies o la cantidad de recursos naturales.

Los científicos sociales en antropología, economía, estudios del desarrollo, geografía, ciencia política, psicología y sociología necesitan colaborar más eficazmente con sus colegas de las ciencias naturales, humanas e ingenierías.

El informe también pide un nuevo tipo de ciencia social llamada ciencia de la sostenibilidad o ciencia de la transformación.

El cambio ambiental está interconectado con una multitud de otras crisis, riesgos y vulnerabilidades que cada sociedad confronta actualmente y debe ser entendido en conjunto para abordarse también en conjunto, escribe Irina Bokova, directora general de la UNESCO en el prefacio del informe.
Canal Azul 24

2 comentarios:

Guillermo Figueroa dijo...

Hace tiempo que en las ciencias sociales se ha manifestado preocupación por los fenómenos ambientales, sus efectos en la economía y viceversa. Recordemos a Emilio Romero y su Geografía Económica del Perú de hace unos 80 años; a Josué de Castro con sus libros Geografía del hambre y Geopolítica del Hambre (hace más de medio siglo); a Eduardo Grillo y Grimaldo Rengifo, con su Taller sobre Tecnología Apropiada (hace más de 30 años); a Martínez Alier con sus planteamientos sobre el Ecologismo de los Pobres (1992 y otros).

Lo que sucede es que el mundo oficial, o las clases dominantes (que viene a ser lo mismo) nunca ha prestado oído a las ciencias sociales, porque éstas suelen ser contestatarias e incompatibles con la "libertad de mercados", que ha llevado a diezmar las ballenas, depredar la Amazonía, contaminar el mar, etc., pues su único afán es la ganancia.

Ya John Earls, en su libro sobre la Globalización en Desplome (2006) ha señalado que frente a un aparato productivo que tiene un balance negativo por el exceso de consumo de energía, los sistemas de elevada proporción en el uso de mano de obra -como es la agricultura andina-- son la única solución de largo plazo frente a un planeta en peligro.

Las ciencias sociales no van, pues, por el camino de la economía marginalista, neoclásica y convencional (Hayek, Friedman, Chicago Boys y su discípulo Kucsinsky), que aún ante su evidente fracaso demostrado por la crisis económica mundial, prosiguen en su rol de justificar un sistema depredador como es el capitalismo.

Guillermo Figueroa dijo...

Hace tiempo que en las ciencias sociales se ha manifestado preocupación por los fenómenos ambientales, sus efectos en la economía y viceversa. Recordemos a Emilio Romero y su Geografía Económica del Perú de hace unos 80 años; a Josué de Castro con sus libros Geografía del hambre y Geopolítica del Hambre (hace más de medio siglo); a Eduardo Grillo y Grimaldo Rengifo, con su Taller sobre Tecnología Apropiada (hace más de 30 años); a Martínez Alier con sus planteamientos sobre el Ecologismo de los Pobres (1992 y otros).
Lo que sucede es que el mundo oficial, o las clases dominantes (que viene a ser lo mismo) nunca ha prestado oído a las ciencias sociales, porque éstas suelen ser contestatarias e incompatibles con la "libertad de mercados", que ha llevado a diezmar las ballenas, depredar la Amazonía, contaminar el mar, etc., pues su único afán es la ganancia.
Ya John Earls, en su libro sobre la Globalización en Desplome (2006) ha señalado que frente a un aparato productivo que tiene un balance negativo por el exceso de consumo de energía, los sistemas de elevada proporción en el uso de mano de obra -como es la agricultura andina-- son la única solución de largo plazo frente a un planeta en peligro.
Las ciencias sociales no van, pues, por el camino de la economía marginalista, neoclásica y convencional (Hayek, Friedman, Chicago Boys y su discípulo Kucsinsky), que aún ante su evidente fracaso demostrado por la crisis económica mundial, prosiguen en su rol de justificar un sistema depredador como es el capitalismo.