La principal actividad económica de nuestra región es la producción de la tierra, es por ello que es de vital importancia dinamizar el desarrollo rural sostenible con el impulso de una agricultura y ganadería a través de innovaciones tecnológicas que permitan elevar los estándares de comercialización con valor agregado, mejorando la calidad de los cultivos que serán negociados en mercados locales y globales.
Con el objetivo de mejorar la economía en el sector agrícola es que el Centro de Investigación y Promoción del Desarrollo Sostenible – CIPDES, desarrolla desde hace diez años programas relacionados con la tecnificación de la pequeña agricultura, dotándola de infraestructuras o soportes para optimizar su producción y posteriormente experimentar con cultivos de alto valor comercial, y tecnologías de riego apropiadas que hacen un mejor y eficiente uso del agua, lo que finalmente es articulado a cadenas de mercado que permiten la exportación.
“Eso ha generado que los niveles de rentabilidad se eleven considerablemente. Por ejemplo, de una hectárea promedio de la zona La Calera en Reque, la cosecha generaba un ingreso de tres mil o cuatro mil soles. El año pasado, esa misma hectárea ha producido una ganancia de ciento sesenta mil soles”, señala Javier Ruiz Gutiérrez, presidente de CIPDES.
TRABAJO RURAL
El plan de intervención abarca los distritos de Reque, Monsefú, Eten, Chongoyape, Incahuasi y actualmente están iniciando cierto acercamiento con el distrito Santa Rosa para realizar alguna labor allí. El programa ha logrado cumplir satisfactoriamente la propuesta a largo plazo, dotando de medios en beneficio del campesino para derrotar a la pobreza. En concreto, las principales innovaciones de la tecnificación engloba el aprovechamiento del agua del subsuelo a través de la mejora de pozos tubulares.
En contextos como el actual en el que puede producirse una sequia, asegurar el agua es vital para cualquiera que quiera articularse a mercados exigentes, en este caso mercados de exportación. Para ello, el paso inicial fue asegurar el agua a través de estos sistemas de pozos. Luego de ello se tuvo en cuenta el sistema energético.
ENERGÍA PARA PRODUCIR
Los pozos generalmente funcionan a partir de bombas con petróleo o gasolina, combustibles que además de ser costosos producen contaminación, razón por la que se ha trabajado en proyectos relacionados y se previó que era necesario el uso de energía económica y limpia que permitiera el funcionamiento de la infraestructura soporte para el desarrollo rural, para lo cual se implementó una red eléctrica de ocho kilómetros y medio aproximadamente.
Con ello se logró articular una red de pozos tubulares en las zonas de Montegrande y La Calera en Reque, dos de ellas ya están en funcionamiento, y dos más lo estarán el próximo año. Esto asegurará una buena dotación de agua para el impulso a una agricultura cada vez más rentable.
RIEGO TECNIFICADO
El siguiente paso fue experimentar con tecnologías de riego, teniendo en cuenta que si bien es cierto el uso de energía eléctrica para la producción de los subsuelos generaba un gran ahorro, el agua para la irrigación de las tierras resultaba cara, por lo tanto se implementaron sistemas de riego tecnificado que hacen más eficiente el uso del recurso hídrico.
Asimismo, estos sistemas también son aprovechados para fertilizar y tener control de plagas a través del riego, lo que reduce el uso de pesticidas que finalmente afectan la salud del campesino y el consumidor final del producto. Por último, se instaló un módulo de nueve hectáreas de espárrago y gracias a unas relaciones con otras ONGs cercanas se ha logrado articular una cadena de comercialización, lo que permite que los campesinos recanos exporten espárrago a Estados Unidos. Actualmente está en proceso la ampliación de este módulo, con la instalación de quince hectáreas más, lo que implicaría un cambio total en la economía del sector.
“Generalmente se suele asociar a la agricultura y a los campesinos con la pobreza, pero con estos programas se está demostrando que si hay una buena capacitación, un buen soporte tecnológico y un uso eficiente de los recursos fundamentales para el mundo rural como es la tierra y el agua, la agricultura sí puede ser sinónimo de riqueza”, indica Javier Ruiz.
DESARROLLO DE CAPACIDADES
Destacó además que lo que aún falta al campesinado es un salto tecnológico que le permita tener los medios para conquistar mercados cada vez más exigentes.
Si bien el Estado promueve la exportación con los famosos Tratados de Libre Comercio - TLCs, el campesino no tiene los medios para conquistar los mercado internacionales, por lo tanto, quienes entran a ellos son los grandes agricultores y empresas que sí cuentan con capitales de inversión. Por ello este programa es apoyado por el Fondo de Cooperación Internacional y fundaciones como Ayuda en Acción de España, Heifer de Estados Unidos y Hebert de Alemania, que con su contribución apuestan también por generar modelos que puedan ser referentes para nuevas estrategias de intervención, basándose en resultados concretos.
EJEMPLOS AL ESTADO
CIPDES ha ayudado a que las organizaciones rurales puedan acceder a los presupuestos participativos, asesorándolas para organizarse, capacitando y enseñando a sus integrantes a elaborar perfiles de proyectos e involucrarse en los procesos y a negociar.
En los últimos cinco años, desde que se inició el trabajo con las comunidades, se ha logrado que éstas puedan obtener fondos de aproximadamente seis millones de soles para proyectos que les interesan realmente, porque muchas veces los proyectos que se realizan desde el Estado no responden a las necesidades de la gente.
“En el mundo rural hay mucha inversión, pero también hay mucho elefante blanco, y el rol nuestro como institución privada de cooperación es atender a aquellos espacios donde el Estado tiene complicaciones y generar modelos y experiencias que el Estado pueda tomarlas como iniciativa para el desarrollo del país” manifiesta.
MIRADA AL FUTURO
La asociación además trabaja ayudando a que jóvenes puedan, desde ahora en la escuela, aprender nuevas formas de agricultura, utilizando sistemas de riego tecnificado con cultivos en pequeña escala para que tengan la posibilidad de conocer nuevas y diferentes maneras de enfrentar la vida rural, porque como resalta Javier Ruiz, “estamos en un contexto en el cual si el campesino hoy no se prepara, en los próximos años, debido al problema del agua que es un tema crucial, cada vez va a tener más dificultades en desarrollar una agricultura eficiente, por lo tanto, estos futuros agricultores tendrán que aprender formas de aprovechar al máximo el agua”.
“Hemos becado a algunas personas en cuestiones de agronomía, agricultura pero una agricultura no tradicional, sino una agricultura nueva, profesional. Cosas como esas ayudan a decir que no hemos malgastado los diez años de trabajo que tiene CIPDES. Al contrario, han sido una buena inversión y muchas de las cosas que creíamos imposibles se han ido logrando”, indica.
LABOR INTEGRAL
Actualmente la ONG está impulsando la ampliación de módulos para que los pequeños agricultores puedan seguir conquistando mayores mercados y niveles de rentabilidad, y también está trabajando en el desarrollo de la economía campesina rural a través de los pequeños productores de artesanía, relacionando a las mujeres con nuevos espacios y formas de ofertar sus productos mediante la implementación de algunos centros de producción.
Se busca que las innovaciones de producción se complementen con una visión orientada al cuidado del medio ambiente, por lo tanto no se desarrollará una agricultura tradicional con uso de agroquímicos, sino una agricultura ecológica, más coherente a su propuesta de conservación.
Semanario Expresión
06 diciembre 2011
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