El calentamiento global causa la acelerada desglaciación, amenazando con convertir a la Tierra en un planeta seco.
Hoy celebramos el Día Mundial del Agua, adoptada el 22 de diciembre de 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y lo hacemos por primera vez con el reconocimiento del agua potable y el saneamiento básico como derecho humano, aprobado el 28 de julio del 2010 por el 64 Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, con el voto favorable de 122 países y 44 abstenciones.
Pero no basta: hay que ir a los orígenes. Si el agua potable es un derecho humano hay que proteger sus fuentes, reconocer el derecho del agua misma a su preservación.
La crisis climática, el calentamiento global, está amenazando las fuentes de agua. En particular los glaciares, que son gigantescos reservorios de agua. En la Región Andina, que concentra el 94% de los glaciares tropicales del mundo, la desglaciación es un proceso acelerado de graves proporciones.
El 71% de los glaciares tropicales está ubicado en el Perú, el 22% en Bolivia, el 4% en Ecuador y el 3% en Colombia. En el Perú, en 27 años, se perdió el 22% de la superficie glaciar: de 2.042 kilómetros cuadrados, la extensión se redujo a 1.596 kilómetros cuadrados entre 1970 y 1977. El Chacaltaya en Bolivia (a quince kilómetros de La Paz) prácticamente ha desparecido. El Antisana en Ecuador, que abastece de agua y energía a Quito, ha retrocedido 133 metros en tres años y medio. Y Colombia ha perdido entre 60% y 85% de su superficie glaciar.
La acumulación de nieve y hielo en las zonas altas aporta gran parte de los manantiales, puquiales y ríos (aguas superficiales). Muchos de los ríos de la región provienen de los glaciares, por lo que esta desglaciación acelerada impacta en la provisión de agua para la agricultura, el consumo humano, el uso en la industria y la generación de energía.
La importancia económica, social y ambiental de los glaciares andinos es invalorable. Sus aguas alimentan con agua potable e industrial las principales capitales (La Paz, Quito, Lima) y otras ciudades. Proporcionan además una gran parte de la electricidad consumida por los países andinos: más del 50% de la capacidad instalada energética y el 73% de la generación eléctrica en la región son de origen hidroeléctrico. Y el agua de riego, indispensable para las áridas costas del Pacífico, es de origen glaciar.
Con la desglaciación aumenta la exposición de la población a peligros climáticos como los aludes y desbordes de lagunas. Y al afectar la provisión de agua, provocará una reducción de la producción agrícola y de la capacidad de generación de hidroelectricidad. Las zonas costeras bajas sufrirán los efectos del aumento del nivel del mar, causando desplazamiento de las poblaciones y daños en las infraestructuras. Además está cambiando los regímenes de lluvia, produciendo cada vez más sequías e inundaciones.
Hay que defender los glaciares para proteger las fuentes de agua y salvar la vida. Por ello los pueblos indígenas planteamos que sean declarados zonas intangibles para actividades extractivas, que los impactan y contaminan. Exigimos compromisos vinculantes de los Estados para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Y planteamos la urgencia de adoptar una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra.
Por que consideramos que la Tierra es un ser vivo y el agua como parte de ella también lo es, la concebimos como sujeto de derechos. Debemos cuidarla como ella nos cuida, criarla como ella nos cría. Y solo cambiando el sistema de explotación irracional que la depreda, la saquea y la destruye, lograremos asegurar la continuidad de todos los seres que convivimos en ella.
Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI)
22 marzo 2011
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2 comentarios:
Son los niños los que padecerán el calvario de la sed y se enfrascarán en guerras de exterminio por unas moléculas de agua. Y, entonces, sólo quedará lamentos y maldiciones por cómo usamos el agua, y nuestra indiferencia ante la mercantilización de ríos y bosques. Ahora es el momento para que Ud. y yo alcemos nuestras voces y defendamos la sangre y los pulmones de nuestra Madre Tierra.
Desde hace 19 años atrás la comunidad internacional, por decisión de la Asamblea General de la ONU, celebra cada 22 de marzo el día mundial del agua. Fecha que, no en pocas ocasiones, en varios países, pasa completamente silenciada por los acontecimientos coyunturales. Pero el agua, como derecho universal, hoy, se constituye en una cuestión de vida o muerte. Mañana será peor.
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