Dos barcos de Greenpeace inician una doble expedición para denunciar los peligros de las explotaciones petrolíferas en aguas profundas. El Arctic Sunrise evaluará los impactos causados por el vertido en el golfo de México, mientras que el Esperanza irá a las zonas con mayor riesgo del planeta.
Dos barcos de Greenpeace, el Arctic Sunrise y el Esperanza, han iniciado una doble expedición de tres meses que les llevará a las principales zonas del planeta que se encuentran en peligro debido la extracción de petróleo en aguas profundas. El proyecto se enmarca dentro de la campaña que Greenpeace desarrolla para denunciar la dependencia de los combustibles fósiles, así como los riesgos derivados de seguir agotando las reservas petrolíferas, cada vez más inaccesibles.
El Arctic Sunrise navega por la zona de Florida Keys y Dry Tortugas, desde donde también se dirigirá al área en la que se hundió la plataforma petrolífera Deepwater Horizon. Durante los próximos tres meses el buque acogerá a diferentes equipos de expertos que harán una valoración de los daños causados por el vertido y los dispersantes químicos en los organismos vivos del golfo de México, desde el plancton de la superficie hasta los corales ubicados en las aguas más profundas.
El Esperanza, por su parte, ha zarpado desde Londres en una ruta que le llevará a algunos de los lugares del planeta que pueden correr la misma suerte que el golfo de México debido a la presencia de plataformas petrolíferas en aguas profundas o a las prospecciones que realizan empresas como BP, Exxon o Chevron.
Las áreas identificadas por Greenpeace en su expedición Vayamos más allá del petróleo (Go beyond oil, en inglés) –que aparecen en un mapa interactivo [1]– comprenden las costas de Brasil hasta México, así como el Ártico, Nigeria o Libia, donde se encuentran los mayores proyectos de extracción petrolífera en aguas profundas, aunque no son los únicos. Un ejemplo de ello son los dos nuevos pozos que Repsol pretende comenzar a operar frente al Parque Natural del Delta del Ebro, y que aún están pendientes de recibir la autorización.
Greenpeace entiende que la dependencia de los combustibles fósiles no solo representa un peligro para los ecosistemas marinos, por el elevado riesgo de estas actividades en aguas profundas, sino también una grave amenaza para el conjunto de la humanidad por la contribución de la quema de petróleo a la generación de cambio climático. En este sentido, la organización ecologista demanda una moratoria mundial de las actividades petrolíferas en aguas profundas y recuerda la necesidad de desviar las inversiones de las compañías petrolíferas hacia otro tipo de actividades más sostenibles ambientalmente y con mayor proyección de futuro como son las energías renovables.
“Seguir bombeando hasta la última gota de petróleo de la tierra no solo no tiene ningún sentido en un contexto de cambio climático sino que es altamente peligroso, como se ha puesto de manifiesto últimamente en los vertidos del golfo de México o de China. Debemos y podemos reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y apostar porque los nuevos proyectos se basen en las energías renovables”, ha declarado Aida Vila, responsable de la campaña de cambio climático y energía de Greenpeace.
Greenpeace recuerda que, según su escenario Revolución Energética, la era de los combustibles fósiles podría terminar en 2050, y ser sustituida por un nuevo sistema renovable que, además de proteger el clima, generaría empleo y crecimiento económico y aseguraría el suministro a millones de personas que hoy carecen de electricidad.
La evolución de los barcos de Greenpeace y las últimas noticias sobre el vertido pueden consultarse en nuestra página web
Greenpeace
01 septiembre 2010
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